«Hasta en el 60 o 70 por ciento de los casos de cáncer de ovario se diagnostica en estadios avanzados», señala en una entrevista a Europa Press. El experto lamenta la baja consciencia que se tiene de este tipo de cáncer, que afecta al año a 3.500 mujeres, según datos de 2019 de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), y es el quinto tumor en frecuencia en mujeres, junto a los cánceres de mama, colon, útero y pulmón.
En el 25% de los cánceres de ovario que se identifican precozmente, la supervivencia a los cinco años es superior al 90%; sin embargo, un diagnóstico en fases avanzadas afecta de forma importante al pronóstico y evolución de la enfermedad, reduciendo la supervivencia por debajo del 50 por ciento.
Síntomas
La mayoría de las mujeres con cáncer de ovario tienen síntomas, pero son «inespecíficos», es decir pueden atribuirse a procesos menos graves, como indigestión, aumento de peso o las consecuencias del envejecimiento. Entre los más comunes: el dolor o molestias abdominales generales (gases, indigestión, presión, hinchazón, flatulencia, calambres); flatulencia o sensación de plenitud, incluso después de una comida ligera; náuseas, diarrea, estreñimiento o micción frecuente; pérdida o aumento de peso inexplicado, pérdida de apetito o hemorragia vaginal anómala.
Al mismo tiempo, se lamenta el experto, «no existe una prueba de cribado eficaz», de ahí que sea tan importante acudir a las revisiones ginecológicas, «donde además de hacerse una citología del cáncer de cervix, es deseable que la mujer se haga una ecografía donde se puede ver si hay algo sospechoso».
«Síntomas inespecíficos, y la falta de una prueba de cribado eficaz, hacen que el tumor pueda aumente libremente en la cavidad abdominal, ya que admite mucho volumen», advierte. En estos casos es cuando se produce la metástasis y es frecuente una diseminacion periotonial. Por lo tanto, si se ha diseminado por la cavidad abdominal colonizando el peritoneo (membrana que reviste la cavidad abdominal y envuelve las vísceras situadas en ella), el pronóstico no es bueno. Aunque «lo deseable es que el cáncer solo afecte a los ovarios», lo cierto es que «no es lo frecuente», advierte el doctor Márquez.
Factores de riesgo
No hay un perfil claro de mujer de riesgo, asimismo tampoco existe una «correlación clara» entre los factores ambientales y el desarrollo del cáncer de ovarios. «No hay un patrón claro», aunque sí se sabe que en un 15 por ciento de los casos está asociado con la herencia genética, concretamente con las mutaciones en el BRCA1 y en el BRCA2; asimismo, al igual que en el resto de tumores se desaconseja el abuso de alcohol, abandonar el tabaco y seguir una alimentación saludable.
Respecto a la herencia genética, el experto remarca la importancia de estudiar la herencia genética ya que, actualmente, es la única manera de adelantarse a su desarrollo mediante estrategias «reductoras del riesgo». En estos casos, la ligadura tubárica, la extirpación de los ovarios o el útero son alternativas a valorar para reducir la probabilidad de padecer ciertos tipos de cáncer de ovario.
En cualquier caso, su consejo es que el paciente debe ser siempre remitido a cirujanos oncólogos expertos debido a la complejidad de estas cirugías, tanto en las estrategias preventivas como una vez detectada la enfermedad.
«El cáncer de ovario desafortunadamente es difícil de diagnosticar sin un cribado eficaz; es importante que las mujeres acudan al ginecólogo ante síntomas insistentes o reiterativos; y, una vez que a estas pacientes se les detecte un cáncer de ovario, hay que remitirlas a unidades altamente especializadas y expertas tratando tumores ginecológicos», resume el experto.
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