La herida, cuya trayectoria es hacia fuera y hacia abajo, produce destrozos en «vasto interno, musculatura aductora, contusión con vaso espasmo de arteria femoral, rodea el fémur por su cara posterior produciendo contusión en nervio ciático, presentando orificio de salida por cara externa, tercio inferior del mismo muslo», reza el parte médico que firma el doctor García Leirado.
Después de la intervención, que ha durado más de una hora, ha sido traslado al hospital San Francisco de Asís para valoración por los especialistas vasculares. El pronóstico de la cornada es «muy grave», añade finalmente el parte médico oficial.
Roman sufrió la cornada al entrar a matar al tercer toro de la corrida de hoy en Las Ventas, vigésimo séptima de San Isidro.
El toro, de Baltasar Ibán, cogió certero a Román en el momento del embroque, levantándolo por el muslo derecho y zarandeándolo con violencia en el aire con el pitón dentro durante unos eternos y angustiosos segundos.
Una vez caído el torero en el albero se vio enseguida que la cornada era fortísima por el boquete que le hizo en la pierna y la cantidad de sangre que manaba. También por cómo quedó el pitón del toro, cubierto de sangre hasta la misma cepa.
Las caras de las cuadrillas eran un poema, y la del propio Román, que, con claros gestos de dolor y totalmente pálido, fue conducido a toda prisa en la enfermería.