Con el aliciente de quedar apartado de las zonas turísticas, su ocupación es baja y a cargo de residentes o algunos turistas más interesados por descubrir los rincones secretos que aún ofrece la costa en este masificado litoral. Desde la plazoleta de la urbanización y como aperitivo al encanto de nadar en mar abierto y sin instalaciones turísticas, seguimos por un sendero entre la vegetación y algunos chalets, junto a un complejo de apartamentos ideados a modo de rústicas villas, no exento de fantasía arquitectónica.
Al fondo podemos disponer de dos pequeñas playas, una más grande y la otra en forma de calita, que nos invitan a un baño en mar abierto. Desde este punto parte un nuevo sendero litoral que conduce hasta un chiringuito con una amplia terraza donde saborear algo sencillo o tomar un cóctel disfrutando del rumor del oleaje y de la puesta de sol. Es el emplazamiento idóneo para culminar una jornada de playa en un lugar alejado de la vorágine turística.