Repair Café nos brinda una nueva posibilidad. Impulsada por el Casal de Barri Puig de Sant Pere, esta iniciativa, que se celebra el segundo y el cuarto martes de cada mes, pretende alargar la vida útil de los artilugios de uso cotidiano en una suerte de pugna contra la obsolescencia programada. Los usuarios pueden llevar allí sus aparatos averiados para intentar arreglarlos con la ayuda de los voluntarios, verdaderos manitas que harán todo lo posible para resucitar a la máquina.
«Con esto queremos evitar el abandono. Muchas veces solo es necesario limpiar un contacto o cambiar un cable. La gente aprende y se motiva a reparar sus cosas, hay que dejar el miedo de lado y atreverse», aseguró Alberto Aparicio, técnico de laboratorio y uno de los voluntarios de la iniciativa.
Tal vez más de una tarde
En ocasiones hará falta más de una tarde para lograr arreglar un aparato. Para recuperar su panificadora, Luisa, vecina de Palma, necesitaba una correa específica, por lo que tuvo que comprarla y necesitó varias sesiones de trabajo. «Me voy satisfecha porque la panificadora abulta bastante y si no la puedes utilizar es un trasto. El próximo día traeré un deshumificador, a ver si se puede apañar», afirmó Luisa.
Por su parte, Diego llevó a reparar una radial y contó con la ayuda de otro voluntrario, el electricista Carlos López. «Hacía años que quería participar en una iniciativa como esta. Montar y desmontar, además de ser mi trabajo, es también una afición», explicó el voluntario, que no acaparó todo el proceso de reparación, sino que invitaba a los usuarios a participar y les brindaba útiles consejos para futuros remiendos. Desde el casal llaman a la participación a todos los voluntarios que quieran colaborar, pues hay interesados en reparar joyería o ropa, y a los actuales manitas no les alcanza ni el tiempo ni las manos para responder a toda la demanda.
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