Niños y niñas que vinieron el año pasado con Infants del Món. | P. Pellicer

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Desde la región rusa de Briansk, al suroeste de Moscú, viajarán este verano, desde finales de junio hasta finales de agosto, un total de 30 niños y niñas a Mallorca gracias a la asociación Infants del Món, que preside Sebastià Roig. Desde 1991, cuando Roig fundó la asociación benéfica, han disfrutado de esta estancia más de 1.300 niños y niñas, con edades comprendidas entre los 7 y 11 años de edad, en familias de acogida. «Nuestros colaboradores en Rusia hacen una selección de niños con familias destructuradas o enfermos, y ofrecemos una estancia en familias de acogida», comenta Sebastià.

Requisitos

Infants del Món se hace cargo de los gastos de traslados y seguros médicos. «Cuando llegan los niños, les hacemos una analítica y una revisión médica. También, si lo necesitan, los derivamos a un especialista, aunque recibimos un informe médico de cada uno», asegura Roig, quien pide la participación de la sociedad mallorquina. «Necesitamos familias de acogida. Los requisitos son simples: no tener antecedentes penales ni delitos sexuales. Antes y después, Infants del Món hace un seguimiento a las familias». Los interesados se pueden poner en contacto a través del teléfono móvil 616549429.

Durante la estancia, las familias tienen libertad en programar y organizar su agenda de actividades. «Tan sólo realizamos una excursión y una cena con todas las familias».

Los niños y las familias tendrán a disposición una traductora aunque, como afirma Sebastià Roig, «los niños aprenden rápidamente los idiomas, tanto el español como el mallorquín». «Recuerdo, –añade– que durante una visita, el pasado año a Siberia una joven se me acercó al oírme hablar en mallorquín con otra persona y me dijo que ella había estado en el verano del 92 con Infants del Món y que fue algo inolvidable para ella».

Otro de los comentarios que Roig recuerda con cariño, tanto del rector de la universidad de Siberia como de otros doctores, es que «dos meses en Mallorca de estos niños ayudan a que durante un tiempo no pisen el hospital», asegura. «Respirar nuestro aire, nuestro entorno de montañas y mar, y el cariño que obtienen de las familias de acogida, para ellos es muy beneficioso, por no hablar de la alimentación. Les encanta todo».