Este dispositivo informático, bautizado en honor al monte Fuji, fue desarrollado por Fujitsu en la prefectura nipona de Ishikawa, desde donde fue trasladado a una sede del centro de investigación Riken en Kobe mediante 72 camiones de 10 toneladas cada uno, según detalles recogidos por la agencia local de noticias Kyodo.
Fugaku ya opera en fase de prueba para buscar potenciales medicinas con las que luchar contra la COVID-19 y para analizar cómo reaccionaría el cuerpo humano ante los potenciales tratamientos.
Riken, que será el instituto encargado de las operaciones del superordenador, fechó su funcionamiento a pleno rendimiento para el próximo año fiscal japonés, que comenzará en abril de 2021.
Con este ordenador, Riken busca «hacer de la sociedad 5.0 una realidad», según indicó la institución en un comunicado.
El objetivo de este nuevo dispositivo informático es ser el primero del mundo en romper la barrera de un exaflop, equivalente a un trillón de flops u operaciones de coma flotante por segundo, un tipo de unidad para medir el rendimiento de una computadora.
La supercomputadora K, a la que reemplaza tras su apagón en 2019, fue la primera en superar el petaflop (mil billones de flops).
La mayor supercomputadora del mundo actualmente, llamada Summit y construida en el estado de Tennessee (Estados Unidos) por IBM, tiene una capacidad de 148,6 petaflops
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