Venus es hoy un «infierno» con temperatura de unos 470 grados centígrados en la superficie y una densidad atmosférica casi cien veces la terrestre, con nubes y lluvia de ácido sulfúrico, por lo que, en teoría, no puede sobrevivir nada en ella. | Reuters

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La noticia de la presencia en el planeta Venus de fosfina, un gas que en la Tierra se asocia a la vida, ha generado expectación mundial y un cúmulo de reacciones. La posibilidad, aunque de momento lejana de presentarnos ante un hallazgo científico de estas magnitudes ha emocionado a muchos, aunque los expertos llaman a la calma, y lo hacen con razones empíricas.

En este sentido, el investigador Ignasi Ribas, del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC, señala que conocemos muy poco de la química de la atmósfera en Venus, que no se parece en nada a la de la Tierra, por lo que un fenómeno determinado en un planeta no tiene por qué darse de forma idéntica en el otro. Dicho en otras palabras, la presencia de fosfano no tiene por qué querer decir nada. Al menos nada relevante con respecto a la presencia de vida en Venus.

«No es descartable esa posibilidad» y si se comprueba «será fantástico», pero «todavía hay descartar muchísimos escenarios, pues puede haber algún tipo de reacción química desconocida que se produzca bajo ciertas condiciones», por lo que hay que «asegurarse de que no haya otros mecanismos para explicar estos datos», incide.

El astrofísico Josep Maria Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, destaca, por su parte, que se han detectado «proporciones significativas» de fosfano.

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No se trata de que sea una pequeña cantidad, que quizás se podría explicar por algún tipo de reacción catalítica, sino que se ha descubierto que la presencia de unas 20 moléculas por billón lo que aún puede considerarse una «cantidad significativa».

Trigo señala que podría surgir de algún tipo de reacciones «en las que haya involucrados organismos vivos», pero destaca que este descubrimiento «plantea muchas preguntas sin respuesta todavía. No es confirmación de que exista vida y esto lo han destacado los autores del estudio».

Venus es hoy un «infierno» con temperatura de unos 470 grados centígrados en la superficie y una densidad atmosférica casi cien veces la terrestre, con nubes y lluvia de ácido sulfúrico, por lo que, en teoría, no puede sobrevivir nada en ella.

Pero unos 50 kilómetros por encima hay una capa atmosférica donde las condiciones si podrían ser muy parecidas a la Tierra, con presiones atmosféricas y temperaturas similares.

«¿Quién se iba a imaginar que nos podía dar una enorme lección, porque a veces, por las condiciones, tendemos a pensar que un planeta no tiene porque ser astrobiológicamente significativo, pero en realidad nos podemos llevar una sorpresa», destaca Trigo.