Su primer proyecto en la Isla fue la cafetería Fujiyama, en la calle General Riera, en 1978. Entonces se le despertó la curiosidad por el coleccionismo gracias a su relación con el mundo hostelero. Los primeros objetos de su colección fueron jarras, a las que se sumaron luego letreros, ceniceros, destapadores, tiradores, espejos, botellas...
La principal fuente de la que se valió en la obtención de estos primeros objetos fueron las ferias y mercadillos como el de Portobello (Londres) y el Mercado de las Pulgas (París). Como todo coleccionista que empieza, necesitó paciencia por la falta de experiencia.
El año 1980 supuso un punto de inflexión en la colección, ya que viajó a Estados Unidos, país que él mismo define como «una fuente importante a la hora de obtener objetos». La principal región que visitó fue New England, que abarca estados como Connecticut, Massachusetts y Nueva York. Curiosamente, en todos los pueblos de estos estados hay Antiques Shops (tiendas de antigüedades) que por pequeñas que sean poseen piezas de valor. Además, en las grandes ciudades se realizan ferias anuales, a las que acuden miles de coleccionistas de todo el mundo.
Fernández aspira a «ser una referencia a nivel internacional», aprovechándose del gran número de turistas que visitan la Isla. El objetivo está en despertar la atención en el público alemán e inglés, aprovechando su cultura cervecera.
La colección cuenta con piezas de alto valor. Cuando quieres obtener una pieza, el secreto está en «no dejar ver tu interés para no encarecerlo». Entre las piezas destacadas de la colección se encuentran auténticas reliquias como un cuadro publicitario de la cerveza americana Budweiser de 1936. Sin embargo, los objetos más antiguos que posee la colección son jarras con tapa de metal de cervezas alemanas y americanas que se elaboraban con distintos materiales, según la época. En el siglo XIX, el material que utilizaban era básicamente el metal, pero evolucionaron a finales de siglo en la cerámica de horno. En el siglo XX fueron incorporando colores combinados con múltiples serigrafías.
Piezas en desuso
En la colección hay marcas como la italiana Peroni o la alemana Krombacher, que elaboraban en el siglo XIX botellas de cerámica de alto valor. En sus viajes a Inglaterra, Fernández obtuvo unas piezas actualmente en desuso, como unos porrones de cerámica de marcas de diferentes países: Escocia (Pufftown), Argentina (Quilmes y Córdoba). Los objetos destacados de la colección se complementan con una amplia muestra de botellones de principios del siglo XX de marcas ya extinguidas.
El museo está situado en el restaurante del hipódromo de Son Pardo y se puede visitar degustando un completo menú diario por 12 euros entre semana, 15 los sábados y 19 domingos y festivos.
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