En sus orígenes fue diseñado por los Astilleros Navales Scottish Architecs, a cargo de G.L. Watson & Co, siguiendo las pautas más tradicionales. Asimismo fue concebido como yate oceánico, con el propósito de navegar por las paradisíacas islas de los ‘Mares del Sur'. Un sueño que se frustró en 1940, tras el estallido de la II Guerra Mundial, cuando fue requisado para participar en la evacuación del ejército británico en Dunkerque. Entonces formó parte de la célebre flotilla que partió desde los puertos ingleses, con sus propietarios a bordo, para salvar a las tropas que habían combatido en Francia, ante el avance alemán.
Más tarde, tras sucesivas etapas marineras, fue cuidadosamente restaurado por Astilleros de Mallorca, por cuyo trabajo las gradas palmesanas fueron premiadas con el galardón World Superyacht Award 2008, concedido por la revista Boat International.
Así lo recuerda su director, Diego Colon de Carvajal, como un reconocimiento de prestigio ante un trabajo considerado por la publicación como ‘una obra de arte'. Y que, respetando las pautas del aspecto original, se añadieron instalaciones adaptadas a la náutica actual. Bennenberg & Rowell fue la firma responsable de los nuevos interiores, de clásico estilo inglés, aunque con un toque moderno. El aspecto del Bluebird of 1938, con su bonito casco curvado, sus altos mástiles y chimenea convencional, recuerda al de un clásico ocean liner en miniatura. Con una eslora de 31,5 metros y 6 de manga, registra 137 toneladas. Navega a 12 nudos impulsado por un motor diésel de 800 CV y acoge a nueve invitados y seis tripulantes, entre cuya acomodación cuenta con una elegante suite VIP y otra destinada al armador.
Su armador original, Malcolm Campbell, legendario piloto de rallye y periodista de automovilismo británico, ganó la marca internacional de velocidad con los míticos vehículos Bluebird durante los años 20 y 30 del pasado siglo. En 1935, con 484 kilómetros por hora, estableció el récord en tierra, en Bonneville, Utah, (EEUU). Y en 1939 en Conistow Water, Gran Bretaña, obtuvo el récord acuático, con 228 kilómetros por hora. Así, por su historial, este yate es leyenda viva y una auténtica pieza de museo.
4 comentarios
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Menudo secuestro cuando estuvo en Astilleros, que vergüenza
Las pequeñas embarcaciones forman parte de la épica de Dunkerque y tuvieron su parte en la evacuación. Esto dicho un porcentaje muy alto de soldados fue recuperado por cargueros y navíos de guerra. A los soldados franceses, les dolió pasar después de los británicos.
Una maravilla de las embarcaciones de recreo. Probablemente, no recuerdo su historia, en sus inicios y vista la chimenea, dispondría propulsión a vapor (caldera y máquina alternativa). ¡Vaya gozada!
precioso yate...