A Emilio Alloza le ha gustado la fotografía casi desde que tiene memoria. «Mi padre era un gran aficionado y siempre le veía con la cámara. A partir de ahí me entró el gusanillo». A los 20 años se compró su primera cámara y se centró en las fotografías de viajes y paisajes. «Con la llegada de lo digital tuve unos años en los que paré, pero luego volví a retomar la afición al comprarme mi primera cámara digital».
Emilio Alloza, de 56 años, trabaja como técnico de mantenimiento en el Aeropuerto de Son Sant Joan. «En un viaje a China me compré una máquina reflex y a partir de entonces ya me matriculé en diferentes cursos del CEF Escuela de Artes Audiovisuales. «Los primeros cursos, en 2016, me centré en la iluminación, y en 2019 la escuela organizó un proyecto fotográfico personal a desarrollar durante todo el curso».
Idea
Unos meses antes, Alloza ya tenía uno en marcha. «Siempre me había llamado la atención el no ver a mujeres aficionadas a la fotografía y se me ocurrió que sería una buena idea darles visibilidad».
Algunas de las mujeres que componen este trabajo son compañeras suyas de la escuela. «Luego hay otras que son fotógrafas profesionales en diversos ámbitos como el periodístico o la moda». Emilio temía que al proponer que posaran, algunas mujeres, sobre todo las que no conocía, declinaran su propuesta. «Nada más lejos de la realidad. Todas me dijeron que sí».
Con las ‘modelos' que ya conocía Emilio la relación durante la sesión fue muy fluida, pero con las que no conocía también. «Era fundamental que existiera un clima de confianza y tranquilidad, que hubiera feeling, y la verdad es que ha sido una gozada con todas. Lo que les pedí es que acudieran a las sesiones vestidas como un día cualquiera, nada de ir muy arreglada ni maquillada porque el objetivo es reflejar la personalidad de cada una».
El profesor del CES y fotógrafo Dani Cardona revisaba el trabajo y orientó a Alloza sobre algún aspecto técnico. «Elegí el blanco y negro porque es lo que mejor le va al retrato». El jefe de estudios del CEF, Juanjo Alfonso, también supervisó el material.
En total, Alloza, al que le gustan fotógrafos clásicos como Robert Capa, inmortalizó a 26 amantes de la fotografía, pero en el vestíbulo del CEF sólo se pueden ver 11 de ellas por cuestión de espacio. Las imágenes son de un tamaño considerable (70x105 cm) y se podrán ver hasta pasado el día de Reyes. «Lo más seguro es que continúe con el proyecto fotografiando más mujeres y me gustaría que las fotografías se vieran en alguna sala de exposiciones pública».
2 comentarios
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Gran fotógrafo, muy buen compañero de trabajo y mejor persona.
Algunos hacen espejo de todo cristal, con narcisimo gremial. Se miran al ombligo en vez de mirar al mundo.