Rafel Solivellas, con sus ‘crespells’ que recrean la figura de la ‘jaia’. | Amalia Estabén

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La popular figura de la Jaia Corema, o Jaia Serrada, ha sido recreada en forma de crespell por el pastelero Rafel Solivellas, propietario de la Pastisseria Forn Can Rafel de Búger, que como se recordará, obtuvo el III Premi Millor Ensaïmada del Món en 2019.

Sa Jaia Corema es una figura que representa a una viejecita con siete pies, correspondientes a las siete semanas de la Cuaresma, que comienza hoy, Miércoles de Ceniza.

Solivellas explica que «un día me fui a Porreres a la hojalatería de Gabriel Cortés buscando moldes y vi que tenía el de sa Jaia Corema, debido a la tradición que hay sobre ella en esta localidad mallorquina. Lo adquirí y no sabía cómo armarla, porque el molde en sí, no dice nada. Me fui documentando sobre la vestimenta y complementos que adornaban a sa Jaia Corema y puse en marcha esta ‘jaia' dulce».

Para recrearla, Rafel cuenta con una masa a base de harina, huevos, agua, manteca, bicarbonato y colorantes alimentarios rojo, verde y azul. Los colores se distribuyen de la siguiente forma: para la figura, el rojo; para el bacalao, verde; y para el rosario, azul. Una vez acabada la pieza, se cuece en el horno durante 15 minutos a 180 grados. Una vez cocidas y de forma alterna, en cada pie se le pinta un puntito negro y otro blanco». Para este joven pastelero «hacer esta ‘jaia' ha representado mantener muy viva la tradición pues hay gente que todavía no la conoce».

Tradición

Durante la Cuaresma, una de las tradiciones más típicas era la Jaia Corema, conocida también como Jaia Serrada. Mossèn Alcover dice en una poesía: «Dos braços, set cames, nas gros, peu petit, sa Jaia Corema ja torna esser aquí. Amb unes graelles i amb un bacallá i cada semana una cama perdrá». Varios documentos de la literatura popular detallan que «se trata de una figura en papel, madera o cartón de una anciana con siete pies, que representa la Cuaresma con sus siete semanas y se exponía en el comedor de las casas todo este periodo hasta el sábado de Pascua, y cada domingo se le cortaba una pierna. Se la llama también Jaia Serrada porque el jueves de la cuarta semana de Cuaresma, se hacía una fiesta en la que se la aserraba por la mitad, pensando en que ya se acercaba la fecha de Pascua».