¿Cómo la presento?
–Soy una mujer original, creadora de un sistema de autoconocimiento innovador. Soy una maestra que ha pasado por mucho, que ha conocido el mundo, ha viajado por muchos países, ha aprendido sus idiomas y su forma de vida porque me gusta la gente y comunicarme. Soy mística e intelectual, uso el lado izquierdo y el derecho del cerebro.
¿Dónde nació y como creció?
–Nací en Nueva York por casualidad pero me gusta decir que soy puertorriqueña porque toda mi educación es caribeña y me siento más del lado español que del inglés, y eso que desde niña fui a escuelas norteamericanas. Lo que más me marcó fue la desubicación que viví debido a los viajes constantes de mis padres. De ahí nace mi afán por conocer a las personas. Estudié Psicología pero no me satisfizo porque no llegué a descubrir si las personas eran como yo las sentía, o como yo me sentía. Eso me llevó a investigar lo que es el hombre y cuál es su necesidad.
¿Y cuál es según usted?
–Desde niña me daba cuenta de que la gente decía una cosa pero sentía otra totalmente opuesta. Quería saber el porqué de ese sentimiento en ellos y en mí. Mi familia es especial, en ella casi todos éramos ultra-sensibles. Este hecho, que genera controversia lógica por desconocimiento, en mi caso fue muy difícil porque significaba tener una sensibilidad muy aguda en un mundo cacofónico, bruto, uniforme. Esa sensibilidad y mis habilidades me llevaron a estudiar las religiones. Eso me llevó a la India y allí empecé a formar lo que hoy es mi concepto ‘alquimia interior'.
¿De qué se trata?
–Para que haya un proceso alquímico, una transformación, tiene que haber un contacto con una fuerza mayor. Esa fuerza reside en el interior, puede ser Dios en cada uno, como una presencia; es la consciencia que está en conexión con ese poder supremo y absoluto. Es la ciencia de conectarse con ese ser supremo que está en todas las religiones del mundo.
Esa conexión es lo más difícil…
–Si y no. Todas las religiones dicen la misma verdad. Huyamos de fanatismos, todas predican el bien, el amor. La única diferencia es cultural y el momento en que se vive. Somos uno, estamos unidos en el mismo principio, el principio del amor, de la bondad, de la fraternidad.
¿Cómo se convierte en comunicadora de un mensaje tan simple y trascendental al mismo tiempo?
–Soy hija de los años sesenta y setenta. Viví todo el nacimiento de la nueva era y participé de ello porque ya estaba en la búsqueda personal. Estaba en la India. Fui una de las primeras personas que empezó la Universidad de Osho. Vivía en su casa. Él era un ser muy erudito con una biblioteca que puso a mi disposición, me dio la oportunidad de juntar diversas disciplinas, todos los elementos del ser humano, junto a la Psicología, donde se trabaja al hombre y a la mujer de manera holística, como un todo. Lo antiguo sirve hoy porque apunta al mismo sistema energético de las diferentes edades del hombre. En esta época la diferencia es que mucha más gente recibe información que hace trescientos millones de años, pero no todo el mundo aprende. Se aprende desde la consciencia, antes y ahora. Cuando llega un momento, como el de ahora, en el que nos hemos visto obligados a quedarnos encerrados, no queda otra que irnos para adentro, aprovechar nuestro tiempo para descubrirnos, conocer personas y ángulos que tal vez nunca habríamos descubierto.
¿Es necesario tocar fondo?
–Cuando tocas fondo es cuando te vuelcas hacia la nada, al interior y es cuando empiezas a descubrir a Dios. A lo divino, a esa ley de la conciencia, a esa conexión que existe. Dios es la naturaleza, está en todas partes. El punto de transformación es cuando te das cuenta de que eres amado. Eso es catastrófico porque descubres que se te ama seas como seas, sin hacer nada. Ahí empiezas a florecer con lo que viniste a hacer en este mundo. Todos venimos a este mundo con una misión. En mi escuela estudiamos los diferentes mundos que habitamos al mismo tiempo. Hay mundos simultáneos, diferentes dimensiones de ser, se ve en los sueños.
¿Cómo se puede resumir este proceso?
–He aprendido, y no por las buenas, a callarme la boca. Einstein ya dijo que el observador cambia lo que está observando. Cada uno de nosotros cambia su mundo, fluimos constantemente. Esa es una de las leyes más antiguas de la espiritualidad y del esoterismo. Somos una espiral de energías. Cómo manejamos nuestras energías físicas y emocionales es lo que enseñamos en nuestro curso. Vemos lo que creemos, y creamos lo que somos. Eso es lo que yo enseño.
¿Qué tipo de personas seleccionan para becarlas y enseñarles ?
–Son personas que están comprometidas consigo mismas y con su papel en la vida, que no solo quieren cambiarse a sí mismas si no al mundo. Personas que tienen una profesión en la que quieren aplicar esta enseñanza. Saldrán de aquí y lo enseñarán a través de su día a día, siendo un ejemplo en su vida y con su trabajo. Creemos mucho en el servicio, por eso se ofrece gratuitamente. Se trata de personas que quieren ser especiales en la calidad de cómo desempeñan su profesión, no en lo que hacen. Tenemos a médicos, políticos, abogados. Me gustaría llegar a gente de todo el mundo, de todas las profesiones, de cualquier religión.
¿Cómo ve el futuro?
–Veo este programa creciendo y al mundo cambiando radicalmente; no puede continuar así. Todo lo que se ha creado que es malo y feo y destructivo va a transformarse en algo bueno pero el proceso no será fácil ni indoloro. Eso que no se dice pero que se siente es lo que de verdad transformará el mundo.
1 comentario
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Y no parece mala persona, pero sabe esta mujer, que ya vino un enviado , lo crucificaron (hace algo más de 2000 años) y hoy día todavía se burlan de él ???.