Rockers, mods, punks y reggaetoneros tienen poco en común, pero algo les une: una imagen subversiva con la que se desmarcan de una sociedad regida por valores convencionales y aburridos. Sus atuendos redondean su estética, pero también marcan una época, una actitud y una forma de encarar la vida.
A finales de los 50, un puñado de jóvenes británicos adoptó una vestimenta uniformada, rematada con un flequillo recto. La primera ola de la escena modernista se extinguió a finales de los 60, pero el ideal mod nunca murió y en 1979 hubo un resurgir, el denominado revival mod, promovido por bandas como The Jam. En los años sucesivos, la escena se diversificó aunque gran parte de su estética se mantuvo intacta y siempre ha sido el eje sobre el que ha pivotado el movimiento mod, aferrado al gusto por el modern jazz, el R&B, el beat, la psicodelia, el northern soul y el ska jamaicano.
A Sebas Avilés, profesor de Educación Física y DJ vinilista, la pasión por la música negra se le metió en el cuerpo, cual baile de San Vito, a mediados de los ochenta. Quedar atrapado en la iconografía sixtie supuso para este veterano militante «una señal de identidad y pertenencia a un tipo de cultura underground que me hace sentir diferente». Ese factor se diluyó con los años, «ahora tengo asumida mi identidad y no le doy importancia al hecho de ser diferente, soy así y punto». Con todo, reconoce que ser modernista en el siglo XXI «se ha convertido en algo romántico y diferenciador».
De la pasión por los 60 nos catapultamos a la era del rock and roll, marcada por los hot rods, el cuero y los tupés. Un corte de pelo que pese a remontarse a las nobles modas palaciegas de la corte francesa, sería más apropiado enmarcarlo en el contexto de la cultura popular de los 50. Símbolo de rebeldía, ha abanderado los sueños e inquietudes de diferentes generaciones. Su uso se expandió gracias a figuras como Elvis Presley, quien se convirtió en su más ferviente embajador. «El tupé forma parte de mi estética, aunque ya no lo llevo tan acentuado como antes», subraya Joan Prohens, frontman del trío Black Cats. Quien se alistó en la escena rocker «a finales de los ochenta gracias a Eddie Cochran, Gene Vincent y Stray Cats», de aquella época recuerda sentirse «diferente de los demás». Hoy, aunque el rock ocupa un lugar preponderante en su vida, reconoce ser «más ecléctico, algo impensable en mis inicios cuando era un talibán». Prohens lamenta que la escena haya perdido fuelle «porque no ha habido un relevo generacional», aunque sentencia con la barbilla alzada que «el rock nunca morirá».
'No future'
Inmerso en una fuerte depresión económica, con los índices de desempleo por las nubes, los jóvenes de Gran Bretaña se enfrentaban a un futuro poco halagüeño. De esa época de desencanto e incertidumbre nació, a mediados de los 70, el punk. En la era del ‘no future' la consigna era romper con lo preestablecido, de ahí su vestimenta radical y el singular peinado, tomado de los indios mohawks. Ramiro del Mono, fotógrafo y ejecutivo artístico de Mad Nation, se sintió atraído por «la estética y la extravagancia» que desprende el punk, una escena que consiste en «no tener miedo a nada, ir siempre de frente». Resiliente a tope, Ramiro, que ha llevado crestas «de todos los colores», sentencia que «nací y moriré punk».
Laila Vilches, de la agencia de management Mad Nation, encaja en el perfil de reggaetonera. Su pasión por este sonido nació cuando se estaba formando en el baile. «Es un género subversivo, con un ritmo trepidante y pegadizo, que goza de mucha libertad de expresión», explica. Respecto a su futuro, Vilches cree que «no va a desaparecer porque tiene mucha fuerza».
Más o menos todos, los que tenemos una "cierta edad", hemos pasado por alguna o varias épocas de este tipo "rebeldes sin causa", y nos sentimos importantes mientras duró. Ahora nos parece "puro romanticismo" y recordamos con gratitud aquellos tiempos. Ahora bien, lo de cambiar el título por "rebeldes con causa" . . . así de manera gratuita, ya me parece que habría que explicarlo si es que, se le quiere dar algún sentido al "reportaje".
2 comentarios
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El que va de punk pareix una mescla de pescador d´alaska y un comic de manga.
Más o menos todos, los que tenemos una "cierta edad", hemos pasado por alguna o varias épocas de este tipo "rebeldes sin causa", y nos sentimos importantes mientras duró. Ahora nos parece "puro romanticismo" y recordamos con gratitud aquellos tiempos. Ahora bien, lo de cambiar el título por "rebeldes con causa" . . . así de manera gratuita, ya me parece que habría que explicarlo si es que, se le quiere dar algún sentido al "reportaje".