Los jueces en esta nueva edición de Masterchef vuelven a ser Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera. | MasterChef

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Arranca el trabajo en las cocinas de Masterchef, la novena edición del conocido programa culinario, y lo hace con un mallorquín entre el elenco de participantes a sorprender a la audiencia con su talento gastronómico. Se trata de Toni, un joven de 34 años que el programa define como «impulsivo, trabajador y luchador».

El representante mallorquín de Masterchef 9 es emprendedor y tiene un negocio de gastronomía local en el que hace tours de corta duración para turistas. Asegura que de poder volver atrás en el tiempo, se hubiera dedicado al mundo de la cocina con total seguridad, aunque se considera a sí mismo jugador profesional de póker, juego al que ha dedicado mucho tiempo.

Su periplo vital incluye el trabajo inmobiliario en Madrid, un regreso fugaz a Mallorca durante la crisis, y un intento de nueva vida en Nueva York, donde trabajó en jugueterías para niños haciendo, entre otras cosas, shows de magia. La cosa no acabó de cuajar, y al regresar a Mallorca tuvo problemas con las drogas. Ahora, ya recuperado, colabora con Proyecto Hombre para ayudar a aquellos que se encuentren en su situación, y confiesa que, en su caso, la cocina fue una tabla de salvación y su particular vía de escape para superar la etapa más dura de su vida.

Los quince participantes de Masterchef 9 presentan un perfil muy variado, con experiencias vitales llamativas, y actitudes ante la vida para todos los gustos. De entre todos ellos despuntó en su estreno José María, un chico de 18 años de Badajoz, estudiante de hostelería, cuya experiencia encogió el alma al jurado y a la audiencia.

El primer compás del programa consiste en presentar los participantes a la audiencia. A través de la empatía se genera el interés necesario para que los espectadores se mantengan enganchados a la pantalla, y si alguien lo consiguió, ese fue José María. El joven narró que su madre es drogadicta y vive en la calle, por lo que quien lo ha cuidado desde niño ha sido su abuela, que por si fuera poco ahora sufre alzhéimer.

Al emprender sus estudios de restauración ya no puede hacerse cargo de ella. A su padre no lo conoce, tiene una hermana con la que no se habla y otra murió siendo un bebé. Si embargo, José María se repone de todo, y con su esfuerzo se paga su casa y sus estudios.

Más allá de toda esta tragedia familiar, José María demostró ante los fogones que merecía estar entre los seleccionados de Masterchef 9 con un plato al que llamó Amor de abuela, que encandiló a los jueces. Además, su actitud generó numerosos comentarios positivos, que acompañaron toda la emisión en las redes sociales.

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Con todo este material casi pasa desapercibido un hecho llamativo, y es que Masterchef 9 inició su andadura con una prueba de exteriores rodada hace unos meses en el Parc de la Mar de Palma. Ya en su momento Ultima Hora se hizo eco del rodaje del programa, y este pasado martes pudimos ver el resultado.

Con la Seu de Mallorca y el Palau de la Almudaina como trasfondo los dos equipos de concursantes cocinaron un menú para personas en apuros de la capital balear, con la colaboración de los reputados chefs locales Maca de Castro y Santi Taura.

Ese menú tuvo algunas reminiscencias de la cocina tradicional de Mallorca, pasadas por un tamiz diferente, por ejemplo horneando cordero con toques de sobrasada y manzana.