«Me fui cabreado como una mona porque pensé que era una medida exagerada», ha recordado sobre el día que tuvo que confinarse por precaución tras saber que un contacto había dado positivo. «Pensaba que no me podía tocar a mí porque soy una persona deportista y había tomado precauciones», ha relatado entre lágrimas el locutor
A los cinco días de dar positivo tuvo que ingresar de urgencia en la Fundación Jiménez Díaz con fiebre muy alta, el ánimo bajo y el oxígeno también bajo. «Las pasé canutas, sobre todo durante 48 horas: los indicadores eran malos, incluido un ictus del que, afortunadamente, parece que no me han quedado secuelas. Perdí siete kilos, masa muscular y la voz. Me asusté, pero he salido», ha relatado entre lágrimas, al tiempo que ha confesado que el contacto que dio positivo, un familiar, falleció en abril».
Tras pasar por una situación tan grave, el locutor ha tenido unos minutos para reflexionar sobre lo que ha sucedido en todo el país este fin de semana y se ha preguntado si «¿es posible que nos hayamos olvidado de los sanitarios? ¿Cómo no van a cabrearse viendo lo que se ha visto este fin de semana?».
Finalmente, ha mostrado su agradecimiento a todas las personas que se han preocupado por él y su familia con esta frase: «Si el cariñó fuera una hipoteca, yo estaría pagando plazos lo que me queda de vida».
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