Este jueves, Verónica Blume impartió un taller en la Asociación Tramuntana Flow, una pequeña entidad que organiza eventos relacionados con el yoga en su sentido más amplio, para apoyar proyectos e iniciativas solidarias, dirigida por Ángela Fuster y que cuenta con una legión de colaboradores y simpatizantes.
Mallorca, desde hace años, es destino para algunos de sus talleres. ¿Qué tiene la Isla, desde el punto de vista de la práctica del Yoga?
– Mallorca despierta algo muy especial en mí. De hecho me veo viviendo aquí algún día en un futuro no demasiado lejano. La mezcla de una naturaleza maravillosa con gente de distintos lugares del mundo que se unen tiene algo con lo que yo me identifico. Me encantó descubrir que hay una comunidad yogui muy grande y abierta, por lo que me siento muy en casa.
¿En qué consiste esta clase?
– Es una clase muy especial para mí. Está inspirada en mi libro Ser, el camino de vuelta a ti. Escribí este libro durante el año 2020. En él relato mi experiencia a través del yoga y la estructura de los chakras. Esta no será una clase puramente física. Mi invitación es a la escucha que lleva al respeto personal de lo que somos en cada momento. Compartir este proceso hoy es un privilegio.
Además de realizar ejercicios sobre una esterilla, ¿qué otros hábitos invitan a ser un buen yogui?
– Lo que hacemos sobre la esterilla es solamente una práctica, como un ensayo para aquellos momentos en los que la vida nos pone a prueba en los pequeños momentos cotidianos. Yoga es un estilo de vida. De hecho lo que nosotros solemos asociar al yoga, es solamente una parte de todo lo que significa yoga. La parte de práctica física es justamente eso: una práctica. Yoga es también meditación, respiración, y una filosofía de vida que incluye la no violencia, la compasión, o el respeto, entre otros.
Durante el confinamiento muchos han empezado a practicar yoga. ¿Cree que mantendrán este hábito de vida o desaparecerá?
– Eso es muy difícil de decir. Durante el confinamiento muchísima gente se abrió a probar, otros retomaron algo que ya habían empezado y algunos profundizaron más en algo que ya hacían pero quizás desde otro lugar. Si en algún momento dejamos de practicar está bien, eso también forma parte del proceso. Lo importante es recordarnos que tenemos que volver… y cuando cuerpo y mente saben que algo le hace bien, volver no resulta tan difícil.
Además del yoga, que no es poco, ¿a qué dedica su tiempo?
– No paro. Trabajo con una marca austríaca de cosmética sostenible y vegana y tengo un equipo de personas a las que acompaño en el proceso de difundir este estilo de vida natural, compatible con mi filosofía de vida. Estoy creando un curso que en breve verá la luz y tengo colaboraciones con proyectos que nacen de mi etapa de modelo. Disfruto mucho de la naturaleza, la cocina, de mi familia y mis amigos… de las pequeñas cosas que para mi son los mayores placeres.
¿Echa de menos aquella vida de modelo y actriz?
– De vez en cuando caigo haciendo cosas esporádicas relacionadas con la moda y ahora soy capaz de disfrutarla mucho más que antes. El paso de los años y la perspectiva lo relativiza todo.
Recientemente ha publicado ‘Ser, el camino de vuelta a ti'...
– Es un libro personal, en el que encontraremos partes de biografía mezcladas con filosofía de yoga y una parte práctica en la que describo algunas posturas que pueden agudizar la escucha de diferentes partes de nuestro ser.