Farlin afirma que para avanzar en el boxeo hay que ser disciplinado. | Click

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Farlin Dennis es boliviano, de Cochabamba, aunque se vino a Mallorca, con sus padres y hermanos, siendo un niño, tanto es así que a día de hoy no solo no tiene deje boliviano, sino que habla perfectamente nuestra lengua.

En la actualidad, dedica parte de su tiempo al negocio de sus padres, propietarios del bar Edén Boliviano (polígono de Son Castelló) y el resto al boxeo, ya sea como púgil –el domingo, con la vista puesta en el Campeonato de España, peleó en Sóller contra José Aguilar, combate que ganó a los puntos–, ya sea como entrenador, faceta que desarrolla a diario en el Megasport.

Por lo demás, y pese a su juventud, Farlín, que tiene la cabeza muy bien amueblada, con los pies muy bien puestos sobre el suelo, se autocontrola muy bien, sabiendo lo que quiere, «todo gracias al boxeo, pues de no ser por él, igual a estas horas andaría por otros caminos nada buenos, y que nada tienen que ver con el que he tomado. Me refiero… Pues al de las bandas latinas, que prácticamente estaban en todos los parques a los que los chavales como yo solíamos ir tras salir del instituto. En cambio, dejé de frecuentarlos por ir a entrenar, a lo cual mis padres, al principio, se oponían, pues no querían que boxeara, como mi hermano, que fue quien me animó».

«El boxeo te hace disciplinado»

Con anterioridad, y hasta los 11 o 12 años, había jugado a fútbol, «pero no me gustó –dice–. No el fútbol en sí, que sí me gusta, sino el ambiente. Me refiero a las peleas entre padres que solían haber durante los partidos, o porque según qué veces, cuando llegabas a un nuevo equipo, tal vez porque pensaran que les podías quitar el sitio, no eras muy bien visto por algunos… En cambio, cuando tomé contacto con el boxeo, casi desde el primer momento me di cuenta que nada tenía que ver con lo demás. Sí, puede que llevara el sello de la mala fama a ojos de gran parte de la sociedad, que lo consideraba un deporte marginal por ser practicado por gente marginal… Pero eso no es cierto. Como tampoco es cierto que en boxeo, los que lo practican, solo se pegan. Hay cruce de golpes, sí, pero el boxeo te enseña disciplina, a quererte y a respetar a los demás; a cumplir unas reglas, a ser ordenado y también noble, pues si te fijas, el combate puede haber sido muy duro, con muchos golpes, pero al final los dos boxeadores, por muy agresivos que hayan sido, se abrazan. El que gana saluda al perdedor en reconocimiento de su esfuerzo y nobleza, y el perdedor, reconociendo que el otro ha sido superior. Y eso no sucede en todas partes, sea en un campo de fútbol, en la pista de tenis, o en la vida misma…».

El pasado domingo, en una velada que se celebró en Sóller, Farlín se impuso a los puntos al nicaragüense afincado en Mallorca José Aguilar.

Por eso, viendo los resultados que ha obtenido a través del boxeo, lo recomienda a todo el mundo, pero muy especialmente a los adolescentes, a los chavales del botellón… Les dice que llegado un momento hagan un alto en el camino y dediquen unas horas de la semana al boxeo. «O cuando menos, que lo prueben. ¡Ah!, y no hace falta que se peguen con nadie, sino que es suficiente con que asistan a los entrenos. Notarán enseguida que para avanzar hay que ser disciplinado, que cuando uno sigue con un orden va alcanzando objetivos, y que, poco a poco, esa agresividad que antes tenías, y que a veces te causaba tantos problemas, la vas perdiendo porque vas sabiendo cómo dominarla. Por eso, que lo prueben. Es más, seguro que muchos, cuando le den el primer golpe al saco, notarán que cambia su vida. Eso me pasó a mí».

Cada vez más mujeres

Le comentamos que de un tiempo a esta parte vemos que los gimnasios de boxeo se han llenado de mujeres. Y que algunas están ya compitiendo. Algo que hace no muchos años era impensable.

«Pues sí, poquito a poco, la mujer se ha ido apuntando al boxeo. Llegan, a veces, un poco preocupadas, pensando que el boxeo es solo intercambio de golpes, pero cambian de opinión a nada que termina el primer entrenamiento, dándose cuenta de que es una disciplina que requiere mucho más que golpes. Las ha habido que han llegado al gimnasio sintiéndose mujeres maltratadas, pero que con los entrenamientos y disciplina han adquirido mucha seguridad en sí mismas, lo que ha hecho que la sumisión haya dado paso a la seguridad y al control. Aparte de que, además, han conseguido una buena forma física a base de mucho cardio, que nada tiene que ver con el que realiza el tenista, futbolista, etc, lo cual, además, ha hecho que pierda peso, y gane fuerza y agilidad… Y si bebía o fumaba, o lo ha dejado, o se ha moderado en su consumo».