Tolo Vallespir y su tía, María Carmen Iglesias, actuales dueños del Bar Central.    | M. À. Cañellas

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Tiene un toque más sofisticado y moderno, pero a pesar de que han pasado 116 años desde que se fundó, y hasta tres generaciones de por medio, María Carmen Iglesias y su sobrino Tolo Vallespir han conseguido mantener la esencia del Antic Cafè del Coll, hoy Bar Central, y lo más importante: sus sabrosas tapas y la comida casera.

Ambos rescataron hace unos 15 años este negocio familiar, fundado por Antoni Borràs en 1905. Reformaron el local de arriba abajo, «se actualizó a los nuevos tiempos», como dice María Carmen, pero sin tocar la estructura de los últimos cuarenta años. Y aún así, han conseguido conservar a la clientela fiel de los inicios. «Muchos se han quedado por el camino, pero los que siguen, vienen aquí sin fallar un día», aseguran estos dueños.

El Antic Cafè del Coll, como reza todavía en    su cartel, era en sus tiempos un pequeño local en una calle que conectaba la plaza de la Iglesia con Cardenal Rosell. «En la esquina, al lado de la entrada, había una barbería, justo al lado estaba la barra del bar y al fondo había un bebedero para los burros que pasaban con los carros», explica Tolo Vallespir.

Palma bar central foto Miquel A Cañellas Canellas

La imagen de antaño era la de un trasiego continuo de gente esperando su ración de tapa. Había mucho ambiente y los viernes se servía paella como plato del día.

Hoy, María Carmen y Tolo continúan el legado, pero han actualizado la carta y mejorado el menú. Hasta antes de la pandemia se servían dos platos, postre y bebida    por 9 euros. Eran de los pocos que mantenían ese precio. «Las manitas, la lechona y la caldereta son nuestros platos estrellas. En fin de semana nos vienen clientes de todos lados», dice Tolo, quien constata que hace años han llegado a preparar hasta 120 menús al día.