«Este logro es la puntilla final de todo lo que me propuse en este profesión. He ganado todos los campeonatos que pueden conseguirse en España y, a partir de ahora, quiero disfrutar de mi trabajo de una forma más pausada y relajada», explica Gabriel, para quien el triunfo de este jueves tiene un gran valor emocional: «Mi madre falleció el año pasado y me metí entre ceja y ceja ganar este campeonato. Para mí era muy importante dedicarle la victoria y lo he conseguido. Me encuentro tranquilo y feliz. Cuando me han declarado vencedor he pensado “¡Por fin!”; llevo mucho tiempo peleando, mucho tiempo estudiando y formándome, dejándole a mi mujer y mi familia responsabilidades que eran mías. Sin ellos no hubiese sido posible».
Además de todas las horas de estudio y preparación, la amplia trayectoria de Gabriel Lucas ha sido clave para alzarse con la victoria. Ha trabajado en restaurantes como Tristán o MarcFosh y, en la actualidad, se dedica a la importación de vinos internacionales a España. Laureado como el mejor Sumiller de Balears en 2018 y 2019, año en el que también ganó el Ruinart Sommelier Challenge, Gabriel Lucas entra en la élite española de los especialistas en vino junto a Guillermo Cruz y Roberto Durán, los únicos que se han adueñado del Ruinart y el campeonato de la Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres.
La historia de Gabriel es una historia de matices, de verdadero olfato. «Con 23 años era un feliz azafato de avión de Spanair. Tras el accidente de 2008 me quedé sin trabajo y decidí montar un restaurante. Allí conocí al comercial de la Bodegas Raventós i Blanc, Jaume Tauler, que en sus visitas insistía: "Tú tienes cara de sumiller", y siempre me animaba a meterme en este mundo». Pasados unos años, a raíz de la crisis económica, cerró su local y en 2014 comenzó a estudiar en la Escuela de Hostelería y Turismo CETT de Barcelona, época que recuerda con mucho cariño. «Tauler falleció poco después, fue como la aparición de un ángel que supo guiarme», afirma Gabriel, que también le agradece el apoyo incondicional a la Asociación Balear de Sumilleres, a su presidente Daniel Arias, a compañeros Miguel Ángel Prieto, Patrick Paulen, Adam Perkal «y a tantos otros que están en la sombra. El apoyo de los más veteranos me ha ayudado mucho».
Por su parte, Juliana González, mejor sumiller de Balears en 2020, también participó en el certamen como representante balear, aunque no tuvo tanta fortuna. A pesar de ello, sigue igual de animada y con más ganas que nunca de seguir con su aprendizaje: «Es la primera vez que me presentó en el concurso de Madrid. He disfrutado muchísimo, pero había mucho nivel. Hay que esforzarse y estudiar más para la próxima. Ahora ya conozco el formato y no tendré los nervios de primeriza. Además, ver el logro de Gabriel es un chute de adrenalina y allana el camino a los que venimos detrás».
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