Cambio de filosofía. Antes Silvio ideaba piezas como coches, aviones o zapatillas, pero estas nuevas obras de gran formato están centradas en el transhumanismo, es decir, en cómo las máquinas están sustituyendo en el trabajo al hombre, un asunto que le apasiona al artista. | Pilar Pellicer
Lo que comenzó siendo una afición consistente en recopilar plástico ya usado procedente de los más variados objetos y convertidos en pequeñas piezas, ha derivado en la forma de vida de Silvio Bandolich, un artista argentino, afincado en Palma desde hace cuatro años y que hasta el momento se había ganado la vida como peluquero. A raíz de dar a conocer su trabajo en los escaparates de la tienda Pasatiempos, un grupo de personas relacionadas con el mundo del arte agrupadas bajo el nombre de Custodium Contemporáneo, y que habían comprado algunas de sus piezas, apostaron por el arte reivindicativo de Silvio y le ofrecieron ‘profesionalizarse'. «Estoy muy agradecido porque me han proporcionado un local, todas las herramientas y maquinarias necesarias y un sueldo que me permite vivir de ello», comenta Silvio en su estudio ubicado en al calle Sant Joaquim, en Palma.
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