Aina Carlota y Fermín son vicepresidenta y presidente de la Asociación de Debates Balear. | Click

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Saben debatir los políticos? ¿Saben que existen unas normas básicas en cualquier debate? ¿Y saben que si no saben nada en cuanto a debates, pueden aprender acudiendo a la UIB, los jueves por la tarde, de 18,30 a 20 horas? Porque no estaría de más que los partidos mandaran a esos debates a los que suelen participar en ellos, ya sea en Parlament, Consell, Ajuntaments, en emisoras de radio y televisión, mesas redondas organizadas por tal y cual… Con ello, saldríamos ganando todos o, cuando menos, los debatientes aprenderían a que no siempre están en posesión de la verdad, con lo cual, entre otras cosas se evitaría el «y tú más», tan habitual en lo que escuchamos a diario.

Aina Carlota Juárez y Fermín Rodríguez Segura, estudiantes de Derecho –tercer curso– en la UIB, son la vicepresidenta y presidente, respectivamente, de la Asociación de Debates Balear, con sede en aquella institución y que cada jueves por la tarde abren debates sobre temas, sean de tipo jurídicos, o de actualidad, a los que puede asistir el público. Y no solo los abren, sino que marcan las pautas a seguir en cada uno de ellos.
A ambos los conocimos la tarde en que acudieron a la radio que hace Manolo, desde el bar Cristal, de Palma. Les acompañaba Patricia Chichilla.

Nos comentaron que el debate del próximo jueves en la UIB girará en torno a «Cómo concluir un debate», lo cual es muy interesante, pues a veces el debate se frustra por no saber cómo llevarlo. Antes de continuar, Aina Carlota y Fermín quieren reconocer la gran labor de Iván Bellod –de Jóvenes Abogados de les Illes Balears y antiguo presidente de la Asociación de Debate–; Claudia Velásquez –presidenta de la Liga de Bachillerato del proyecto Debate en el Aula–; Trinidad Sbert, profesora del Colegio CIDE; y Margalida Santandreu, profesora de Sant Josep Obrer.

Las partes de un debate

Según Aina Carlota y Fermín, el debate se desarrolla de acuerdo a cuatro posiciones: A) Introducción, que consta de llamada de atención, presentación del equipo y explicación de los conceptos a desarrollar). B) Argumentación o exposición de los argumentos o desarrollo de la línea argumental. C) Refutación o réplica al grupo contrario y D) conclusión, o recopilación de cuanto se ha expuesto en el debate. Hay, también, en el transcurso del debate, algo a tener en cuenta, por otra parte de importancia, lo que significa que hay que saberlo aplicar en el momento más adecuado del mismo, y que no es otra cosa que la forma, es decir, gesticulación, miradas, silencios…

A veces se da la circunstancia de que quien debate, o el elegido para el debate porque es bueno, tiene miedo escénico. ¿Se debe de prescindir de él? –les preguntamos a ambos–. «En absoluto. Todo lo contrario. Hay que enseñarle a que tenga confianza y explicarle cómo debe debatir. Todo a base de un trabajo constante. Debate tras debate… Puede que empiece con ciertos miedos, pero, poco a poco, irá ganado confianza en sí mismo, erradicando definitivamente esos temores».

¿Miente el político?

Extrapolando el debate a la política… A la de hoy, eh. Al debate que periódicamente mantienen los políticos, ya sea en un pleno, ya sea en una comisión… Un debate en el que, naturalmente, participe la oposición... ¿Suelen ser buenos esos debates, o bien, de qué carecen?

Ambos vuelven a coincidir en la respuesta: «Por norma general, fallan en la formalidad, en la falta de respeto, en que se lanzan afirmaciones sin razonamiento».

¿Eso significa que el político miente, o que ha de mentir –esto ya lo decían Maquiavelo y Jonathan Swift (si no, leed El Príncipe o El arte de la mentira política. O los dos)?–. ¿O hasta qué punto es necesario que el político mienta con tal de lograr su objetivo…?
Tampoco dudan en la respuesta: «Partiendo de la base de que a la gente se la puede embaucar fácilmente, y más con los problemas que tiene actualmente, cosa que saben los políticos, pues estos embaucan. Como bien diría Maquiavelo, el político moderno hace lo que sea con tal de mantener el poder. Lo cual se traduce en que se olvida de la moral, la religión, ¡incluso de sus propias convicciones! Así que, durante el debate de unas elecciones, por ejemplo, defiende sus derechos. Si gana, pacta, y tras el pacto, de lo dicho en el debate no queda nada. Lo hemos visto recientemente. Y es que hay políticos, sobre todo los que están en el poder, que dan la sensación de como si se hubieran empollado El Príncipe de Maquiavelo, para llevarlo a la práctica en todos los momentos».

Menos políticos, pero…

En cuanto a políticos con oratoria, destacan que los había mejores en las primeras legislaturas. Entre otros, señalan a Santiago Carrillo, Corcuera, sobre todo por cómo decían las cosas y por sus silencios, mientras que en los últimos tiempos apuntan a Soraya Sáenz de Santamaría, Albert Rivera….

Por último, apostillan: «¿La solución a lo que pasa hoy en la política? Reducir el número de políticos y que los que estén, como motivación, que cobren más, y, desde luego, que la motivación del político no debe de ser lo económico, como ocurre ahora, y que el político no se eternice en el cargo, vamos, que no viva de la política durante toda su vida. ¡Ah!, y que sea valiente, es decir, que como muy bien dijo el escritor Manuel Vicent, que «el que busca la verdad corre el riego de encontrarla», por tanto –apostilla Fermín Rodríguez– «anímense a intentarlo».

Pues si los políticos quisieran, podría haber un debate sobre cualquier tema de actualidad de política y políticos. Debate entre ellos y un equipo designado por la Asociación de Debate Balear… Si ellos quisieran, claro. Que no querrán.