Alejandro Albertí, Miguel Fuster y Juanjo Lladó, miembros de la actual junta directiva de la Casa Balear de la República Dominicana.

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Este Jueves, día de Sant Sebastià, la Casa Balear de la República Dominicana, ubicada en Punta Cana, no celebrará, como había previsto, la festividad del patrón de Palma. Todo por el incremento de casos de COVID-19 que se ha producido en aquel país en los últimos días. Pero, siempre que las normas sanitarias lo permitan, sí celebrará el próximo día 1 de marzo el Día de Balears, y lo hará con una gran fiesta a la que asistirá la mayoría de gente de Balears que vive en aquel país.

Según nos comenta el empresario Alejandro Albertí Bosch, que junto con los también mallorquines Juanjo Lladó, Miquel Fuster y José Yustas, son los impulsores de esta institución en dicho país, «la Casa Balear de la República Dominicana es una institución sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo mantener el vínculo con la historia, la lengua y la cultura de las Illes Balears. Esta institución, que se fundó en 1995 por un grupo de mallorquines y de descendientes de mallorquines que viven y trabajan en República Dominicana, entre otros, los Barceló, Alorda, Melià, Ferrer, etc., está formada por socios, en la actualidad por unos 130. Y nos satisface muchísimo que desde 2004, este colectivo de Balears en el exterior lleve a cabo a lo largo del año una serie de proyectos de cooperación, además de otras actividades, lo cual tiene continuidad a partir de 2019, cuando una nueva generación, al frente de la cual se pone Juanjo Lladó, toma las riendas con el compromiso de dar visibilidad y continuidad a los proyectos e iniciativas que la anterior directiva inició, y, naturalmente, crear otros nuevos, entre los que están la Diada Balear, que se celebra cada año el primero de octubre, reuniendo a todos los socios para asistir, en primer lugar, a una misa solemne en la que interviene la Coral de Santa Gracia, que entona canciones en honor a la Verge de Lluc, seguida de una serie de actividades socioculturales y de un almuerzo de hermandad.

Vista de la Casa Balear de la República Dominicana.

Y está también la fiesta del Día de Baleares, que celebramos el 1 de marzo, también con misa y no pocos eventos culturales, entre los que no faltará el ball de bot. Será un día que reunirá a numerosos baleares, así como descendientes de los que llegaron en los primeros años. Y este año, queríamos, como hemos dicho, celebrar Sant Sebastià, pero la precaución que se ha de mantener frente a la COVID-19, nos ha recomendado suspender la fiesta, con la esperanza de celebrarla en un próximo año». Alejandro Albertí reconoce que las ideas que está poniendo en marcha la nueva directiva de la Casa Balear en la República Dominicana no se podrían llevar a cabo sin la colaboración de firmas, «que nos apoyan desinteresada e incondicionalmente, como Nous Acabats, Robot. AfTrans, Alicar Alimentación, Comercial Punta Cana, Grupo Dominican Travel, Marba, Aceros Mallorca, Gem, Humiclima, Fantasy Rest y Pep Lladó, sin los cuales no podríamos sacar adelante muchas cosas de las que hacemos. Por ello, a todas, muchas gracias».

Está claro que esa jeringuilla no debería estar ahí, por donde pasa gente.

Jeringuillas en la acera

Un lector de esta página nos envía dos fotografías de una acera, bastante sucia por cierto, que está por detrás de la gran zona comercial próxima a la carretera de Valldemossa. «Iba yo la otra mañana paseando por dicha acera, cuando veo que mi nieta se agacha y coge algo que hay en el suelo. Miro a ver lo que es, y... ¡Es una jeringuilla! Se la quito de la mano, naturalmente, y le digo que cosas de esas no se cogen y más si están en el suelo... En realidad le digo que no coja nada del suelo que no se le haya caído». El vecino añade que «no es la primera vez que veo jeringuillas usadas y tiradas ahí. Pero lo que me preocupa es que los servicios de limpieza no hayan reparado en ellas y las hayan quitado, pues son un peligro». Está claro que si sigue ahí es porque a quien corresponda no ha barrido la acera. Pues ¡qué mal!

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Al haber sido podadas las palmeras que la rodean, la escultura puede ser vista.

Mejor así, ¿no?

El año pasado, más o menos por estas fechas, mostramos la escultura del Ciclista, obra de Aligi Sassu, tapada completamente por las hojas de tres palmeras plantadas a su alrededor. Por entonces comentamos que lo de las palmeras, como entorno decorativo de la escultura, nos parecía muy bien, pero mejor sería que las podaran, pues así también podríamos ver desde cualquier posición la escultura. Este año la poda ya se ha hecho, incluso antes de la primavera, con lo cual hemos salido ganando todos, ya que podemos ver la escultura. Pues vaya nuestro aplauso.