Tras dos años aletargados en sus consistorios, este sábado por la mañana los gegants de la Isla volvieron a tomar Ciutat, que acogió la XXIV Trobada de Gegants, en la que participaron 14 colles de municipios como Calvià, Manacor, Consell, Campos, Alcúdia, Santa Maria, Santa Margalida, Mancor de la Vall o Lloret de Vistalegre, de los barrios de Son Rapinya y Son Espanyolet, así como los Gegants i Capgrossos de la Sala de Palma.
«Es una buena noticia que los gegants vuelvan a salir después de dos años, estamos muy ilusionados. Es una fecha inusual, pero la respuesta de las colles ha sido extraordinaria, somos unas 250 personas entre geganters y portadors», ha afirmado Pep Toni Moyà, cap de colla de los Gegants de la Sala.
Como novedad, este año la Família Tambedou, una agrupación cultural de marionetas gigantes de origen africano, se sumó a la Trobada.
Al ritmo de la música de los Xeremiers de cada colla, la Trobada siguió su itinerario tradicional en las calles de Palma. A las 9 horas, gegants i titelles se plantaron en la calle del Palau Reial. Después de que locales y turistas se acercasen curiosos a las imponentes figuras, los gegants dieron su primer baile. Bien ceñida la faja, el joven Jordi Oliver, de 22 años, se adentró en las faldas de Margalida, geganta de Palma, capaz de danzar con gracia a pesar de sus casi cuatro metros de altura y sus 60 kilos. «Bajo Margalida siento una mezcla de responsabilidad y alegría; ver a los niños con la boca abierta me recuerda a mi infancia», dice Jordi.
Después de la primera ballada, acompañados por centenares de personas, a las 11.30 horas, desde Cort los gegants se dirigieron a la Plaça Major, donde volvieron a plantarse. Más tarde, con una ligera llovizna, de nuevo se alzaron para avanzar por la calle de Sant Miquel hasta alcanzar la Església de Santa Margalida. Allí, alrededor de las 13 horas, la Familia Tambedou bailó por segunda vez para acabar con el encuentro
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