Lúcido y apasionado, así es el activista mallorquín Esteban Goode Hill. | Pere Bota

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Desde el flanco más conservador, siempre se tildó de pesimista, agorero y oportunista el discurso del activismo medioambiental. La retórica de Esteban Goode Hill, un mallorquín con linaje británico-argentino, no escapa al cliché. Su defensa de la Madre Tierra es vehemente, obsesiva como un dolor de muelas. No por ello merece ser tachado de iluminado, hippy o vende biblias… Históricamente, el anacronismo socio-político en este país ha hecho –y hace– mucho daño. Lúcido, riguroso, argumentado y enriquecedor. Así es el discurso de este destacado miembro de Extinction Rebellion in Mallorca, quien suscribe las palabras del astrofísico, cosmólogo y divulgador científico Stephen Hawking: «Si no tomamos medidas, la vida en la Tierra toca a su fin».

¿Qué es Extinction Rebellion in Mallorca?
– Es un movimiento internacional descentralizado, surgido en Reino Unido en 2019, que pide acción política frente a la emergencia climática y el colapso de la biodiversidad. Utilizamos la desobediencia civil no violenta como medio de presión, porque es un hecho que todos los demás intentos, sea desde la divulgación o los partidos políticos verdes nos dejan al borde del abismo. Pedimos un mecanismo democrático innovador llamado asamblea ciudadana.

¿En qué consiste esta asamblea?
– Es un proceso formal e institucional, por medio del cual se constituye una asamblea de personas representativas de la sociedad, escogidas por sorteo estratificado, que es crear un mini público representativo de la sociedad, el cual, a lo largo de varios meses recibe instrucción y el acompañamiento de diversas voces expertas. Concluida la fase de formación, se elabora un programa político que será sometido al análisis de técnicos, para consolidarse en un programa definitivo, que ha de ser ejecutado desde el gobierno. Es la mejor herramienta de la que dispone una sociedad ante una crisis compleja y de largo plazo.

¿Cuáles han sido las últimas acciones que han protagonizado?
– Cortar la calle ante el Parlament Balear durante un pleno, para exigir que se abra la democracia. Necesitamos urgentemente una toma de decisiones que reúna lo mejor de nuestra inteligencia colectiva y se fundamente en la empatía, solo así conseguiremos decisiones valientes, estables y armónicas a largo plazo.

¿Tuvo éxito esta acción?
– El Govern ha adquirido el compromiso de realizar una asamblea ciudadana por el clima que, en principio, debe realizarse a lo largo de la próxima primavera. En estos momentos, estamos presionando para que dicha asamblea cumpla los más altos estándares internacionales. Esto es muy importante.

A día de hoy, ¿cuál es la situación que más les preocupa como colectivo?
– La emergencia climática y el colapso de la biodiversidad.

Dos problemas que ponen en jaque nuestra supervivencia...
– Exacto, y luego está la emergencia alimentaria, un estado en el que ya hemos entrado, puesto que se da una combinación de tres factores: por un lado la crisis energética, que nos deja con un encarecimiento masivo del diésel para tractores, lo mismo pasa con el gas natural con el que se hacen los fertilizantes nitrogenados. Por otra parte, la erosión y contaminación de los suelos. Y, por último, la parte política-humana, puesto que no hay una base campesina-ecológica preparada para sustituir a la velocidad que se requiere a la agricultura industrial.

¿Y cómo se combate o revierte esta situación?
– Hay que abrir inmediatamente el debate acerca de la relocalización de la producción alimentaria, el reparto de tierra y la formación urgente en agroecología a gran escala.

¿Y esto cómo se explica con palabras llanas?
– Políticas de soberanía alimentaria valientes que se enfrenten a las leyes del libre mercado que nos están llevando a esta emergencia. Y luego está el tema del reparto de tierras, algo muy importante.

Explíquese…
– En síntesis tenemos dos grandes opciones: la vía neofeudal, que no quiere la persona moderna; y los modelos basados en la agroecología y el cooperativismo, en el que la carga de trabajo, tiempo y esfuerzo se reparte asegurando una producción suficiente y el bienestar de todas las personas implicadas.

Debido a la vehemencia con la que se expresa, se tiende a pensar que el discurso medioambiental es alarmista, ¿cómo defendería su causa?
– Si no somos capaces de pensar como colectivo humano en relación al conjunto del planeta, y si no somos capaces de reconocer la complejidad y la interdependencia de los seres vivos, ricos y pobres nos enfrentamos a un proceso de colapso, violencia y extinción.

La gran pregunta es... ¿cuándo?
– Probablemente en los siguientes 30 o 40 años. Tenemos que poner en valor la empatía ante el sufrimiento ajeno y todo lo que nos une por encima de lo que nos separa. Y aprovechar esta crisis climática y ecológica para tomar lo mejor del pasado y el presente y vivir de una nueva manera, con sensatez ecológica y justicia social.