Alejandro Javaloyas en su estudio de Toulouse, donde comenzó a vivir en 2018.

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Alejandro Javaloyas (Palma, 1987) creó en 2017 Raimundo Burger y en poco tiempo convirtió su negocio en el mejor restaurante de este sector de Mallorca, según diversos concursos, el último el Campeonato de España de Hamburguesas. Sin embargo, en la actualidad, aunque sigue ligado a su negocio, se dedica a su gran pasión, la pintura.

¿Cómo valora el resultado del II Campeonato de España de Hamburguesas? ¿Esperaba algún reconocimiento a nivel nacional?
– Estamos muy satisfechos por la gran acogida que ha tenido la de trufa y boletus como Burger del Mes. Y que haya sido seleccionada como mejor hamburguesa de Mallorca es un reconocimiento al trabajo duro de todo el equipo. Nos hubiera encantado llegar a la final para poder cocinar en directo para el jurado y que probaran nuestro excelente producto. Lo seguiremos intentando.

¿Cuál es su relación actual con la empresa?
– Sigo siendo socio de Raimundo, pero sin llevar la gerencia de la operativa diaria del restaurante. Sin embargo, sigo vinculado a la parte más creativa del negocio, ofreciendo asesoría gastronómica y desarrollando las recetas de la Burger del Mes.

Vive en Francia. ¿Desde cuándo? ¿Por qué se fue?
– Llevo viviendo entre Toulouse y Palma desde el año 2018, cuando conocí a mi chico, que es francés. Las limitaciones a la hora de viajar causadas por la pandemia precipitaron mi decisión de mudarme de forma permanente a Francia, hace ahora un año.

¿Cómo es su día a día?
– Actualmente, estoy centrado en mi carrera como artista plástico. Tengo un estudio en el centro, a 10 minutos en bici de casa. Suelo venir a primera hora de la mañana y trabajo hasta las 19.00 o las 20.00 horas. Ocupo mi tiempo esbozando, pintando, dibujando, leyendo, tensando telas, pensando... Pintar para mí es un proceso místico y de autoconocimiento, aceptación y búsqueda.

¿Se parece en algo Toulouse a Palma?
– Sin duda. Ambas son ciudades mediterráneas, de clima amable, del tamaño justo y muy vivibles. En ambas se come de lujo, algo muy importante. Solo echo en falta ver el mar y a los míos.

El artista, junto a varias de sus obras en una exposición de 2021.

¿Qué siente cuando pinta?
– Es difícil de explicar. Decía Mondrian que el arte no es más que el camino a la espiritualidad. También dice Gerhard Richter que la buena pintura debe necesariamente aspirar a alcanzar un estado espiritual o sagrado. A pesar de mi educación, no me considero católico, pero sí profundamente espiritual. Y la pintura es el sacramento mediante el cual conecto con todo aquello que trasciende lo mundano y que no tiene explicación racional. De hecho, un buen cuadro debería de plantear preguntas, no soluciones.

He leído que de pequeño tuvo déficit de atención y que la pintura era lo único que le permitía estar concentrado.
– Sin duda fui un niño diferente. La combinación de ser un chaval de altas capacidades, con TOC, con déficit de atención y plenamente consciente de ser gay dificultó muchísimo mi integración en la escuela. De pequeño siempre tuve la sensación de que mis compañeros de clase hablaban mallorquín y yo marciano. Dibujar y pintar era mi forma de evadirme y escaparme a un espacio en el que me sentía feliz y seguro.

De usted dicen que es un perfeccionista. ¿No es un poco angustioso tener el listón tan alto?
– En mi caso es un arma de doble filo: fuente infinita de motivación para seguir trabajando y pozo de ansiedad e insatisfacción igualmente fecundo.

¿Es de la opinión de que cuanto más se trabaje, más fácil es que le llegue la inspiración?
– La gran mayoría de ideas con las que trabajo son fruto de un error de cálculo, del azar, de la reacción de los materiales... Y por supuesto, de tener la capacidad de identificarlos y de incorporarlos al vocabulario propio. Esos benditos accidentes no suceden mientras uno espera a que llegue nada, sino yendo cada día al estudio durante ocho horas.

¿Volverá a Mallorca?
– Por ahora mi residencia permanente está aquí, pero quiero seguir vinculado a Mallorca y poder exponer, realizar alguna residencia artística y presentarme a certámenes de artes plásticas. La oferta cultural y de artes plásticas en la Isla es insólita para su tamaño, y me encantaría seguir formando parte de esa conversación creativa.