En el centro de Ciutadella ayer se recuperó la normalidad de una jornada estival tras las fiestas de Sant Joan. | Pere Bergas

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Tras el parón de la pandemia, las fiestas de Sant Joan de Ciutadella han vuelto a lo grande. El pasado viernes noche, en los Jocs des Pla se contabilizaron más de 23.000 personas. Ayer la ciudad amanecía más tranquila, con el turismo familiar habitual, los comerciantes del centro reabriendo sus locales y los equipos de limpieza trabajando a toda velocidad. Los ciutadellencs expresan diversas opiniones respecto a la masificación de las fiestas.

«Hemos notado que ha venido mucha gente. Era de esperar. Para la economía de la ciudad es muy positivo, pero se sobrepasan los límites. Quizá la clave sería limitar la cantidad de ferris que llegan al puerto», declaró Cris Sastre, ciutadellenc de 47 años.

Algunos vecinos del centro consideran que los visitantes han sido más respetuosos que en los festejos previos a 2019. «Ha venido mucha gente, pero me parece que se han comportado bastante. Eso sí, el viernes había demasiada gente y, como hay accidentes y muchos desconocen la fiesta, se retrasó más de lo habitual», expresó Joana Huguet, de la Farmacia Catedral.

Por otro lado, otros han tenido alguna mala experiencia y reclaman una mejora en la infraestructura. «No se debería permitir esa cantidad de ferrys, que llegan hasta los topes y a precios tirados. No digo que los jóvenes no puedan divertirse, pero la calle apesta a orín. El viernes un grupo se puso a mear en la puerta de casa, se lo recriminé y se pusieron como fieras. Hace falta más infraestructura, más baños públicos y papeleras», opinó la vecina Amparo Pérez, que ha vivido su primer Sant Joan, ya que solo lleva dos años viviendo en Menorca.

Otros, como Carlo Fiel, de San Sebastián, que pasa todos los veranos en Menorca desde hace más de tres décadas, consideran que se pierde la esencia de Sant Joan. «La masificación es total y se pierde la parte vivencial de las fiestas. En el norte nos pasa exactamente lo mismo. Se debería poner un tope a los ferris. Si quieren conservar la isla deben aprender a sacrificar un poco la economía de turismo rápido». En esa línea opina el italiano Gian Luca Stecca, bar manager en una cadena hotelera: «Aunque trabaje en hotelería, estoy en contra de la masificación. No hablo solo de la fiesta, sino del verano en general. Menorca debe ser capaz de mantener su economía sin renunciar a su carácter. No puede acabar como Mallorca o Ibiza, se debe apostar por un turista de alto nivel adquisitivo».