Una a una, así se han ido dando a conocer las espectaculares imágenes a todo color del universo obtenidas por el telescopio espacial James Webb: la nebulosa del Anillo del Sur, el Quintento de galaxias de Stephan, la nebulosa Carina y el espectro del exoplaneta WASP-96b fueron este martes los protagonistas de este primer álbum. En una retransmisión en directo capitaneada por la agencia espacial estadounidense NASA y con participación de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la canadiense (CSA), estos nuevos cuatro objetos cósmicos se dieron a conocer después de que ayer se desvelara el primero, en un acto en el que participó el presidente estadounidense, Joe Biden: el cúmulo de galaxias SMACS 0732 como era hace 4.600 millones de años.
Después de cada foto, silencios y exclamaciones de asombro, estas «in crescendo» a medida que se enseñaban las instantáneas. La primera, la de la nebulosa planetaria del Anillo del Sur: James Webb ha revelado detalles de esta que antes estaban ocultos a los astrónomos. En la fotografía se ve una estrella más tenue y moribunda en el centro de la escena que ha estado emitiendo anillos de gas y polvo en todas direcciones durante miles de años. La nebulosa está a unos 2.500 años luz de distancia y Webb permitirá profundizar en muchos otros detalles específicos acerca de nebulosas planetarias como esta: comprender qué moléculas están presentes y dónde se encuentran a lo largo de las capas de gas y polvo ayudarán a los investigadores a refinar su conocimiento de estos objetos.
Webb ha proporcionado también una nueva e increíble vista del Quinteto de Stephan, un conjunto de cinco galaxias, de las que cuatro interactúan entre sí, ubicado a 290 millones de años luz. La imagen y sus datos proporcionan nuevos conocimientos sobre cómo las interacciones pueden haber impulsado la evolución de las galaxias en el universo primitivo e información sobre la evolución de los agujeros negros y las galaxias. La astrónoma Giovanna Giardino explicó que cuatro de estas galaxias efectúan «una danza cósmica» llevadas por sus fuerzas gravitacionales y en la imagen se ve también la materia que rodea un agujero negro.
Esta es la imagen más grande del Webb hasta la fecha, cubre aproximadamente una quinta parte del diámetro de la Luna y está creada con casi mil archivos de imágenes individuales. La última en conocerse fue la de la nebulosa Carina, la más emocionante por su espectacularidad y que revela por primera vez regiones de nacimiento estelar que antes eran invisibles. Este paisaje de «montañas» y «valles» salpicados de estrellas brillantes es en realidad el borde de una región cercana y joven donde se forman estrellas, llamada NGC 3324, en la Nebulosa de Carina. Denominados los precipicios cósmicos, la imagen aparentemente tridimensional del Webb luce como montañas escarpadas en una noche iluminada por la Luna. Menos espectaculares, pero igual de importantes para los astrónomos fueron los primeros datos de espectrografía correspondientes al exoplaneta WASP-96 b, ubicado a 1.150 años luz de nosotros.
El James Webb ha captado «la señal inconfundible del agua» y evidencias de nubes y bruma, en la atmósfera de este gigante gaseoso caliente similar a Júpiter. Los máximos responsables de las tres agencias espaciales implicadas en el Webb coincidieron en señalar que el nuevo telescopio no solo dará respuestas a muchas preguntas, sino que también planteará otras que aún ni siquiera imaginamos, y destacaron la importancia de la cooperación internacional para este proyecto.
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