Uno de sus trabajos inspirados en la Isla. | R.S.

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A poco que se escarbe en el pasado más reciente de Mallorca, siempre se encuentran pecios y sorpresas. Es el caso    de la obra Rie Cramer (1887-1977). Nació en Java (Indonesia), su madre era muy distante y su padre un capitán de barco que nunca aparecía por casa; además era un jeta de cuidado. A los nueve años, nuestra protagonista se fue a vivir con su familia a Arnhem (Países Bajos) y a los 16 años publicó en una editorial de Utrech sus primeros dibujos. En 1904 perfeccionó su técnica en la Academia de Arte de La Haya. Era entonces (sin saberlo ella) una ilustradora de literatura infantil con un estilo que comenzaba ser propio. Entonces conoció a la escultora Fransje Carbasius (1885-1984), de la que se haría muy amiga y con quien comenzaría a hacer cerámicas.

Del año 1912 son algunos aguafuertes y litografías suyas; algunas de ellas se conservan en el Rijksmuseum. Desde ese momento comenzó a ilustrar libros de literatura infantil, sobre todo cuentos, y tuvo un gran éxito con sus dibujos. En 1953 se vino con la actriz Bety Verbeek a Mallorca y poco después se unió a ellas Carbasius. Se instalaron en Portals Nous, en Can Lucena.

Rie diseñó una colección de azulejos con temas folclóricos mallorquines que distribuía en las tiendas de souvenirs para la venta a los turistas. Rie se casó tres veces, tuvo una vida intensa y en el año 1971 regresó por enfermedad a Holanda, donde murió en una residencia. Además de los azulejos, nos dejó un libro diseñado por ella Viva Mallorca, del que se hicieron varias ediciones.