El malagueño Alejandro Romero, padre del pequeño Óliver. | Efe - Marta Perez
En la vida del pequeño Óliver, afectado por un tumor cerebral, se cruzó «un ángel de la guarda» conmovido por el drama de un niño de la misma edad que su hijo. Empresario solvente decidió contactar con la familia del menor, que se encontraba desde hace un tiempo en México tras dejar Málaga por razones laborales, y ofrecerles toda la ayuda necesaria para poder regresar a España. Así se resolvía el primer escollo, el más importante, trasladar a Óliver al Sant Joan de Déu de Barcelona para poder operarlo de urgencia. Su vida corría peligro. Pese a que ha querido mantenerse en el anonimato, era una de las dos condiciones que les puso, ha trascendido, y así lo publica el periódico Sur, lo que le motivó a ayudar a esta familia española: «No hay nada mejor en lo que yo pueda gastar el dinero».