La oferta de empleo hecha pública por la Alcaldía pide a los posibles candidatos un título universitario, experiencia profesional de entre 5 y 8 años en planificación urbana y gestión de proyectos o gobierno, tres referencias y conocimientos de Word, Excel y PowerPoint, entre otras cosas. Pero también busca otras cualidades menos habituales para un cargo público, como por ejemplo tener una «actitud bravucona, sentido del humor y un aura general de tipo duro».
«El candidato ideal es alguien muy motivado y algo sediento de sangre, determinado a estudiar todas las soluciones desde distintos ángulos, incluida la mejora de la eficiencia operativa, la recopilación de datos, la innovación tecnológica, la gestión de basuras y la matanza al por mayor», detalla la oferta. Pese al tono jocoso del anuncio, la remuneración del puesto es seria: entre 120.000 y 170.000 dólares anuales. La contratación de este nuevo «jefe antirratas» se enmarca en los esfuerzos de la Administración local por gestionar el problema de las ratas, que según varios informes ha empeorado de forma importante desde el inicio de la pandemia de coronavirus.
Consciente de que la abundancia de ratas se ha convertido ya para muchos casi en un chiste, en parte por la proliferación de vídeos de ellas en las redes sociales, el Ayuntamiento neoyorquino está tirando de humor para tratar de concienciar sobre esta plaga y promocionar sus nuevas medidas contra ella. Esta semana, por ejemplo, la Alcaldía sacó a la venta una camiseta ilustrada con la caricatura de un roedor que huye despavorido bajo el lema «Las ratas no gobiernan la ciudad. Nosotros lo hacemos». «A pesar su exitosa estrategia con el público y su insolente presencia en las redes sociales, las ratas no son nuestras amigas: son enemigos que deben ser vencidos por las fuerzas combinadas del Gobierno de nuestra ciudad», bromea el Ayuntamiento en su anuncio de empleo.
Este año, la ciudad ha aprobado varias leyes para tratar de controlar el número de ratas, que incluyen nuevas normas sobre el tiempo que la basura puede permanecer en las aceras antes de ser recogida, exige a los grandes proyectos de construcción contar con un exterminador antes de recibir permisos u obligan a edificios con problemas de roedores a instalar contenedores especiales. Aunque es muy complicado medir su población, en 2014 un estudio estimó que en Nueva York viven unos dos millones de ratas, aproximadamente la cuarta parte del número de humanos.
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