Niños probando las cometas que habían confeccionado este sábado en el Parc de la Mar. | Pere Bergas

TW
0

En el marco de las fiestas de Sant Sebastià, centenares de cometas han sobrevolado en la mañana de este sábado el Parc de la Marc que ha acogido la Volada d'Estels. Este evento popular, que se celebró en Ciutat entre 1985 y 1991, se ha recuperado este año con un éxito rotundo de convocatoria. «En el 'sus' a Sant Sebastià, en Cort, los Capgrossos de la Sala ya bailaron con sus cometas. Nos hacía mucha ilusión recuperar este evento, de cariz familiar y participativo. No teníamos claro la gente que podía venir y preparamos material para hacer 300 cometas. Pero, vista la gran acogida que ha tenido, el año que viene se ampliará», ha expresado la regidora de Participació Ciutadana i Govern Interior de Cort, Clàudia Costa, presente en la Volada d'Estels.

Noticias relacionadas

A las 11 horas, en la zona de la Portella, a la que se accede desde la calle homónima, ya había una cola con decenas de familias que esperaban para fabricar su propia cometa, con varillas de mimbre, retales y una tela con el logotipo de las fiestas patronales. «Cuando de pequeño iba a volar cometas, me hacía veinte, porque de esas te vuelan cinco. En casa se pueden hacer con papel de diario o una bolsa de basura, y aquí utilizamos tela para que aguanten un poco más la batalla», ha explicado Pedro Arenas, uno de los monitores del taller. Con de los monitores, padres e hijos han aprendido los pasos básicos para construir su propia cometa. A las 12.30 horas se tuvo que cerrar la cola, porque no quedaba material suficiente para todos aquellos que deseaban fabricar la suya.

Aunque el viento no soplase con la fuerza suficiente, tal era el ímpetu de los pequeños que lograban alzar la cometa con la potencia de su carrera. «No sé si volarán mucho, pero a casa llegarán cansados. ¡Parece que esté entrenando los cien metros!», comentaba un padre, mientras observaba como sus hijos esprintaban de un lado a otro. Y es que, aunque la cometa no se alzase demasiado, los niños sonreían solo con imaginárselo. Muchos se trajeron sus propias cometas y, entre todas aquellas que no superaban los cuatro metros durante el vuelo, unas cruzaban la carretera y llegaban hasta el mar, a decenas de metros de altura. Se trataban de las cometas fabricadas por Mateu Rotger, profesor de repaso en la Academia Rotger, con más de veinte años de historia en la Vileta, donde tradicionalmente han hecho concursos de cometas en sus aniversarios, por lo que dominaba la técnica a la perfección.