Un grupo variopinto de aficionados al backgammon ha impulsado la creación de un club para organizar pequeños torneos. | Julián Aguirre

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El backgammon es un juego de mesa para dos jugadores que se juega con fichas y dados en tableros de mesa. Es el miembro occidental más extendido de la gran familia de juegos de mesa, cuyos antepasados datan de hace casi 5.000 años en las regiones de Mesopotamia y Persia. Desde el pasado mes de noviembre un pequeño grupo de aficionados al backgammon comenzó a reunirse cada martes por la tarde, a las 19 horas, en el bar Acuda, de la plaza Progreso, de Palma, para realizar unas partidas y pasar un buen rato. Tony Enev, uno de los impulsores, recuerda que «en 2010 nos juntamos entre 8 y 15 personas en el bar Habana y como se nos quedó pequeño nos trasladamos al bar Lintage hasta que cerró en 2018».

Con la COVID, el trabajo y los niños, la cosa se fue dejando hasta hace unos meses, cuando volvieron a reunirse. Ahora buscan simpatizantes y curiosos que quieran unirse al Backgammon Club Palma. El grupo esta formado por gente de lo más variopinta, de diferentes edades y profesiones. Entre ellos, Osvaldo, un empresario retirado, que fue campeón de Austria de backgammon. Sofía es la más joven, estudiante de Psicología. Pepa es dependienta en una boutique de una destacada firma de moda, en Palma, y asegura que este juego «es divertido y emocionante».

Quien aprendió a jugar al backgammon en Palma, junto a Tony Enev, fue un jovencísimo Sebastian Wilkinson, nacido en Cambridge y estudiante en la Universitat de les Illes (UIB). En 2014 llegó a ganar el Campeonato Mundial de Montecarlo y actualmente es el número 18 del top mundial. Así pues, el backgammon coge fuerza en Palma.