José Luis Cuevas, con su simpática mascota. | Michel's

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Este simpático suricato (o suricata), nada más nacer fue rechazado por sus padres en el zoo de Madrid, por lo que el dueño del recinto decidió cuidarlo en casa, lo tenía como uno más de la familia, pero dos años después, tuvieron que desprenderse de él, por lo que buscaban a alguien que lo pudiera acoger como un miembro más de la familia ya que lo cuidaron así desde pequeño. Se pusieron en contacto con José Luis Cuevas Mir, vecino de Andratx, y le explicaron la historia del animal.

«Decidí coger avión e ir a visitar esta mascota tan curiosa, que se llama ‘Suri', me enamoró desde el primer momento, por lo que intenté coger un vuelo de regreso Mallorca, pero las compañías no me dejaban volar con él en cabina y me proponían enviarlo con diversas compañías de transporte o meterlo en la bodega del avión… Yo no estaba conforme ya que me había comprometido a cuidar de ‘Suri' y no me parecía bien que fuera en la bodega de una avión minutos después de separarse de sus ‘papis'», señala José Luis.

Decidió entonces alquilar un vehículo en Madrid y devolverlo en Valencia, de allí coger un barco con camarote para mascotas y así poder estar todo el tiempo con él. «Una vez en Mallorca, lo llevamos a la clínica veterinaria Son Rapinya, para que le hicieran una revisión, le quitaran las glándulas y lo castraran, y de toda la intervención se encargaron Pedro Darder y Cris Romero». El suricato está ahora en su nuevo hogar, suelto como si fuera un perro o un gato. «Sale de paseo con su correa y duerme conmigo en mi misma cama. Y para que las compañías de vuelos no me pongan pegas a la hora de viajar, me han hecho un certificado de animal de apoyo emocional».