Los más pequeños pudieron interactuar con los protagonistas de ‘Hybrid’, un espectáculo representado en el exterior del Auditori d’Alcúdia. | Julián Aguirre

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El Festival de Circo de Alcúdia, Circaire, inunda estos días las calles y plazas de la ciudad con 41 funciones de 29 compañías locales, nacionales e internacionales, en un amplio programa de espectáculos para todos los públicos que se prolonga hasta mañana. El exterior del Auditori d’Alcúdia acogió ayer por la tarde el acto oficial de inauguración de esta octava edición. Un momento en el que el público pudo disfrutar de Hybrid, un espectáculo de 15 minutos, protagonizado por Marc Filigrana. Durante su representación, este gran    artista de circo y clown, que domina los ejercicios malabares y el monociclo, además de ser un excelente cantautor, cautivó a los presentes despertando entusiasmo y muchas risas.

Tras la actuación de presentación, el Auditori abrió sus puertas para mostrar Desdèmona, una función de Alba Sarraute & Les Ofèlies que combina circo y Shakespeare, donde los personajes se expresan con el cuerpo y la música. Las técnicas del circo ilustran la tragedia, haciéndola volátil y universal.   Repartidos por la Plaça de Toros, la Plaça de l’Esglèsia, en el Passeig Pere Ventayol, en el Pont de la Vila Roja y el Port d’Alcúdia, turistas y residentes pueden disfrutar de un animado recorrido de escenarios y carpas donde los números circenses se dan a todas horas. El espectáculo Nüshu, representado en el Pont de la Vila Roja, es un lenguaje a través del cuerpo, del silencio, del caos, un lenguaje entre madres, abuelas, hijas y compañeras en el que cinco mujeres crean un dinámico show acrobático y de malabarismo, sensible, humano y divertido con bobinas de hilo, máquinas de coser y ropa reciclada, como principales elementos de la escena.

En la Plaça de Toros, Manolo Alcántara mostró ayer su espectáculo Maña, junto a Joan Trilla. Durante casi una hora, y con una gran puesta en escena, los asistentes fueron testigos de los conocimientos que transmite un abuelo a un nieto, a través de una mirada, que propicia una mutación de artesano a artista. Ambos llevan la construcción de un arco gigante con pesadas cajas de madera, utilizando como premisa la economía del esfuerzo y del movimiento, utilizando sistemas ancestrales como la polea, la rueda o la palanca, entre otras. «Mi padre me enseñó ha hacer arcos y Maña es la manera en la que yo enseñaría a mi hijo a construirlos», es el mensaje que deja este gran artista catalán, donde la clave del espectáculo es el ingenio. La última representación de la jornada de ayer tuvo lugar a las 22 horas bajo la carpa del Circ Bover. Forró do Pulpo, trío musical formado por Aninha Paschoal, Diego Santiago y Antoni Crespí, interpretaron versiones propias del forró, un género musical alegre y muy rítmico del nordeste de Brasil, y también navegaron por diferentes estilos de la cultura popular del país, como el coco de roda, la capoeira, la ciranda, el carimbó y la samba, entre otros.

Para hoy, el programa ofrece, a las 11.00 hs, en la Plaça de l’Esglèsia, Ullallaa; en Passeig Pere Ventayol, Tot bé; y en la carpa del Circ Bover, Cualquier Verdura y el espectáculo Bantón, además de The Market Noise, en diferentes horarios. Por su parte, El Batiscaf del capità Carrot hará su itinerante show por las calles y plazas, acompañado de su batiscafo móvil derrochando magia, malabares y globoflexia y buscando la implicación de los transeúntes. Un auténtico caos desde las 12 a las 20 horas donde todo está controlado, menos las risas. Sin duda, una ciudad de circo que ofrece el mayor espectáculo del mundo.