Asistentes congregados en la sala 10 del cine del Festival Park, a pocos minutos de empezar la gala final de Eurovisión. | Marina J. Ramos

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Eurovisión también se vive en Mallorca. Cerca de un centenar de personas se han congregado este sábado por la noche para seguir en directo la gala final desde los cines del Mallorca Fashion Outlet -antiguo Festival Park-. Con palomitas, refresco y ante la pantalla grande, los asistentes han protagonizado una particular 'Green Room' desde la Isla. No han faltado las banderas de España ni algunas caras pintaras. Pese a llevar ya 67 ediciones a sus espaldas, Eurovisión sigue cautivando seguidores. Y cada vez más jóvenes. Las nuevas generaciones han copado en su mayoría las butacas de la sala de cine 10, volcados con Blanca Paloma.

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Un grupo de fans se hace un selfi. Foto: Laura Becerra

Carlos Marcé ha sido uno de los primeros en llegar, junto con su grupo de amigos, todo ataviados con banderas españolas. «He visto el festival desde muy pequeño y se ha convertido casi en un fanatismo para mí», contaba. Sergio Ramis, de 28 años y eurofán declarado, ha sido el responsable de congregar a su grupo de diez amigos para repetir la experiencia que les cautivó el año pasado: «Normalmente lo veíamos en casa, pero el año pasado vinimos a verlo al cine y fue genial. Cada vez que daban 12 puntos la gente se volvía loca, como si fuera la final de un Mundial. Se vive mucho más en comunidad».

Carlos Marcé con su grupo de amigos, en la entrada del cine.

Ese mismo ambiente ha vuelto a inundar la sala de cine. Tras cada actuación, los aplausos y valoraciones se han ido sucediendo. Nora Hackl y Miquel Vic, de 15 y 14 años, de los más pequeños entre el público, tenían las actuaciones ya estudiadas de las semifinales, pero con un claro favorito: «Claramente voy con España, pero me gusta la propuesta de Suecia y Polonia por el show», opinaba Miquel.

Ambiente eurovisivo en la sala 10 del cine del Mallorca Fashion Outlet.

Precisamente, el punto álgido de la noche ha sido, sin duda, la octava actuación, la de la representante española, Blanca Paloma. Pese a la distancia, el público la ha animado desde la sala con vítores y aplausos más que sonoros, que, al empezar el show, han dado paso a un silencio sepulcral y caras de concentración. Era gran momento. Sí se han oído algunos, 'Eaea', y movimientos de flamenco similares a los de la actuación. «A mí me parece muy arriesgada, pero a la vez es algo que Europa lleva años pidiendo que llevemos», decía Alejandro Calero, a lo que su amiga, Elisa Murillo, añadía: «Es algo súper español, que por fin llevamos» y Sergio Bauzà sentenciaba: «Como diría Mariano Rajoy, ¡Muy mucho español!». También muy aplaudidas entre el público mallorquín han sido las canciones de Chipre, Francia, Noruega, Italia y, sobre todo, Finlandia. Ha sido una noche con predominante ambiente festivo, en la que ha prevalecido la música y la diversión, pese al disgusto de algunos por los apenas cinco puntos del público para España.