Toni Sastre recuerda una anécdota que le sigue persiguiendo hoy en día: cuando era pequeño, su madre compró un blíster con bulbos de tulipanes; él se quedó mirándolo, entre extrañado y extasiado, y le preguntó para qué servía. Ella le respondió que de ahí saldrían en unos meses unas flores amarillas preciosas. Al llegar a casa plantaron cinco bulbos en una maceta y le dio uno a él, que se llevó a su habitación en otro tiesto. No lo perdió de vista hasta que tiempo después floreció su flor, las de su madre, curiosamente, no lo hicieron. Ahí nació su fascinación por la flora, y también la fauna, que le persigue hoy en día.
Actor, modelo y productor, Toni Sastre es todo un hombre orquesta. Ya de pequeño asegura que dedicaba el 99 por ciento de sus pensamientos a las plantas y los animales, y como el Gerald Durrell de la novela semiautobiográfica Mi familia y otros animales, podía pasarse las horas muertas observando la naturaleza que luego dibujaba, tras buscar en los atlas de geografía que caían en sus manos su procedencia y características. Quizá por eso, cuando iba a cumplir doce años y se aproximaba la fecha de su cumpleaños, pidió a sus padres un regalo muy especial: simplemente que le cedieran un trozo de jardín para plantar todo lo que le apeteciera. No pudieron negárselo.
Amor por la naturaleza
«Ese terreno fue mi campo de pruebas, de ensayos y errores. Ahí aprendí a disfrutar de tener las manos en la tierra, de estar en contacto con la naturaleza», rememora Sastre, que ha convertido el paisajismo en su profesión, posee una colección de 1.200 bulbos y un jardín con más de 2.500 plantas diferentes que ya ha sido visitado por la Mediterranean Garden Society, así como botánicos y expertos de todas partes; además, ha viajado por medio mundo, como Sudáfrica, uno de los lugares con más biodiversidad del planeta, Costa Rica, Canarias, Madeira o Israel, siempre en busca de nuevos ejemplares
Sastre podría haber estudiado Botánica o Zoología, parecía predestinado a ello, pero, animado por su madre, se fue a Madrid a cursar Arquitectura del paisaje, donde entró en un conflicto personal al entender que en el paisajismo prima la construcción sobre la naturaleza, y él no estaba dispuesto a, por ejemplo, derribar un árbol porque su cliente quisiese una pérgola, costara lo que costara.
«Las plantas me hacen feliz, por eso, durante mucho tiempo, no quise que se convirtieran en mi fuente de ingresos ni pagasen mis facturas. Consideraba que era algo así como ‘degradar' mi pasión», confiesa este mallorquín que, con el paso de los años y la madurez, ha aprendido que no es cierto, y que puede vivir y disfrutar de la naturaleza al mismo tiempo: «Solo me siento cómodo ante una cámara, sobre el escenario y con las manos sucias de tierra. Estoy cumpliéndolo todo. No tengo derecho a quejarme», afirma convencido.
¿Cómo se puede compaginar el amor por la naturaleza con el modelaje y la interpretación? «La jardinería es sacrificada, sobre todo en una profesión como la mía. Lo normal es que un modelo o un actor viva en una gran ciudad como Madrid o Barcelona, o al menos en Palma. Pero yo elegí vivir en el campo, tranquilo y en contacto con la naturaleza para cuidar de mi jardín, que es como un hijo para mí, y necesita de cuidados continuos. Y eso me ha hecho perder algunas oportunidades laborales atractivas, pero no me arrepiento», asegura.
Sostenibilidad
«He logrado llevar la profesión a mi terreno. Intento respetar los lugares, manteniendo los árboles y la naturaleza existente siempre que es posible. Mi filosofía de trabajo es componer los jardines utilizando plantas autóctonas del Mediterráneo, como el teocrium, la lavanda o las santolinas, entre otras especies», enumera el paisajista, al tiempo que apostilla que «cuando me contacta un cliente para que trabaje en su jardín, y me da libertad creativa para soñar, esa labor resulta una experiencia maravillosa».
En este sentido, señala que requieren de sus servicios tanto clientes de la Isla como residentes extranjeros: «Y muchos no entienden las necesidades de las plantas y del espacio con el que cuentan. Por ejemplo, hay clientes que pretenden que les plantes un jardín balinés en medio de Mallorca. Eso es impensable en nuestra Isla, con los problema de agua que tenemos. Lo mismo con los residentes ingleses, que son muy amantes de la jardinería, y pretenden tener uno igual en el Mediterráneo. Pero eso también forma parte de nuestro trabajo: hacérselo entender y luchar por la sostenibilidad. Ahí radica el secreto».
El apunte
La cámara y el escenario
A Toni Sastre (Alcúdia, 1986) le ha costado encontrar el equilibrio entre su pasión por la flora y la fauna y sus obsesión por la cámara y los escenarios. Fue gimnasta durante 11 años, profesor de natación y se graduó en la ESADIB. Ha sido modelo y se ha subido a los escenarios como parte del elenco del musical Grease; en la pequeña pantalla ha protagonizado la serie de IB3 Hotel Bellavista (2015), la serie de Mediaset Yo quisiera (2018); tuvo un papel en Antidisturbios (2020), en Movistar. También ha rodado varios cortos, la película Pullman (2019), de Toni Bestard, y se ha lanzado a la producción con Lo que ocurre en Cap Vermell (2018). Pronto le veremos en el reparto de la segunda temporada de la serie alemana Der König von Palma (2022).
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