María Dolores ya no sabe que hacer, pues por cinco veces ha notificado al Ibavi que en su casa hay goteras y humedades... | Click

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A María Dolores Ramón, que vive de alquiler en un piso del Ibavi, concretamente en el número 84, de la calle Pollença, de Inca, por el que paga, mensualmente, 260 euros, está que ya no sabe que hacer para que el Ibavi le solvente los problemas que tiene en la vivienda, originados por el agua, las humedades y las goteras.

Por una parte, carece de agua caliente, lo cual le supone un problema en cuanto al aseo personal, por otra, hay humedades por todas partes, especialmente en paredes y techos, y por otra, tiene goteras por toda la casa. Y así –dice con toda la razón de este mundo– no se puede vivir.

Ya se ha quejado cinco veces

«Desde que comenzaron los problemas, que fue en el pasado mes de octubre, me he quejado cinco veces ante el Ibavi –nos enseña los papeles de esas quejas–, tres veces presencialmente, acudiendo a las oficinas que tiene en Palma, a través de la página de Internet, y una vez por teléfono. En todas han tomado nota, y me han dicho que ya me avisarán. Lo cierto es que en ocho meses no me han avisado, por lo cual la cosa va cada vez a peor». En sus mismas condiciones están otras dos vecinas del número 86 de dicha calle.

Lo suyo sería que ahora, que hace buen tiempo, les subsanaran esas deficiencias… Porque por muchos que sea los trámites a llevar a cabo, son ya ocho meses los que están bregando por resolver un problema que no tiene ninguna dificultad, tan solo ponerse en ello.

Rapidez

lEn cambio, donde sí han actuado con toda la rapidez de este mundo, tanta que nos ha dejado ojipláticos por ello, ha sido en la calle Femenias, 3, de Palma. Lo decimos porque el lunes, en esta página, denunciamos que había un socavón junto a la acera que –estética aparte– podía ser un peligro para el viandante. Pues bien, el mismo lunes, a media mañana, colocaron una señal advirtiendo que lo iban a arreglar al día siguiente, y al día siguiente, el martes, lo arreglaron. Increíble, pero cierto… Pues que no decaiga.

Dos eventos culturales

Nuestro buen amigo, el escultor Carlos Terroba, nos comunica que el Joanart se celebrará el día 23 de junio, a las 19 horas, en el Ajuntament de Calvià, en el que el colectivo Ou Verd, que preside, expondrá pinturas, esculturas y fotografías. «Seremos un total de 24 artistas los que participaremos, cada uno con sus obras. Yo, concretamente, presentaré dos escultu- ras en forma de copa, una de 170 cm. y 140 kilos, y otra de 80 cm. y 30 kilos».

Por otra parte Terroba nos adelanta que al Mallorca Championships, que se celebrará en el Mallorca Country Club de Santa Ponça, desde el 24 de junio al 1 de julio, él llevará una escultura en forma de raqueta de tenis, 4 x 1,7 metros, y de 200 kilos de peso, «en la que aún estoy trabajando».

El Parc del Canòdrom

De un tiempo a esta partevenimos denunciando la vandalización que están sufriendo muchas esculturas de Palma, de las que, por lo que vemos, se está llevando la peor parte la del Parc del Canòdrom. Cada vez la están vandalizando más. Es más, lo último que los vandalizadores han hecho en ella es presumir de que lo son, de lo que han dado fe en la misma escultura. Pero es que tampoco nos extraña, eh… El parque no tiene ninguna vigilancia durante el día, y por las noches, una vez que se cierran las puertas, quien quiera, saltando la pírrica valla que lo rodea en parte, puede entrar y hacer lo que le plazca. ¡Ah! y con esos saltos a la valla están rompiendo la canalización de aguas que construyeron los musulmanes en los años que estuvieron en Mallorca,
Pues eso es lo que hay…

Los otros problemas del parque

Por cierto, dicho parque sigue teniendo los tres problemas que venimos denunciando desde hace meses: uno, valla baja que la salta quien quiera por las noches para hacer en él lo que le venga en gana. Dos, accesos dificultosos para las personas discapacitadas, sobre todo si van en silla de ruedas. Es tal el desnivel que tienen sus rampas, que no es fácil ascender por ellas. Y en la bajada, ¡cuidadín!, pues a nada que uno se descuide se le puede desbocar la silla de ruedas, que junto con la fuerza de gravedad, puede terminar con esa persona en el suelo. Y tres: sigue faltando en la parte del parque que da a sa Riera una valla que impida, sobre todo a los niños pequeños, caerse desde una considerable altura.

El que será nuevo alcalde conoce estos problemas y está por la labor, porque así nos lo dijo: esa deficiencia se debe de subsanar ya. Pues a ver si es verdad.