Expresiones como «la usó una sola vez», «lo tuve que regalar casi sin ponérselo», o «cambia de número cada dos meses» son de las más frecuentes entre madres y padres a la hora de explicar la celeridad en el uso de la vestimenta y el calzado de sus hijos. Es una realidad, el nacimiento de un niño no sólo deja huella en sus familias, también en el planeta. Cada recién nacido requiere de una gran cantidad de prendas infantiles, y muchas quedan acumuladas en algún lugar de la casa o, peor aún, en la basura. Si a esto le sumas que la ropa infantil es la que más se ha encarecido en los últimos años, hasta un 16, 9% dicen los expertos, nos enfrentamos a un problema de grandes dimensiones.
Alargar la vida de la ropa infantil se ha convertido en una consigna en los últimos tiempos, impulsada por todos aquellos que buscan crear conciencia sobre el cuidado del planeta. Es el caso de la emprendedora mallorquina Ester Seguí, que se ha puesto al frente de Pipalook, una tienda online de moda infantil sostenible y que ya tiene su propio showroom en Inca, y está firmemente convencida de que «la ropa de los peques puede ser de calidad y diseño, aún así accesible para todos los bolsillos y, sobre todo, sostenible con el medio ambiente». ¿Cómo se logra algo así?. Seguí nos lo explica.
«El proyecto nació con el propósito de ofrecer, a un clic de distancia, ropa de unas diez marcas que cumplen valores medioambientales y sociales, tanto por su producción como por los materiales orgánicos que emplean en la confección de sus diseños», explica esta mallorquina, que decidió hace unos años dar un giro a su vida cuando nacieron sus hijos. «Cuando di a luz al pequeño, me di cuenta de la cantidad de ropa que había en casa. Reuní hasta tres bolsas de textiles en perfecto estado, que ya no tenía posibilidad de que el pequeño se pusiera, y algunas con la etiqueta aún puesta. Me dio tanta vergüenza que empecé a darle vueltas a cómo evitarlo».
Así, «empecé a buscar por curiosidad en internet y en Estados Unidos encontré muchas tiendas y empresas que ofrecían la posibilidad de reutilizar la ropa infantil», relata Seguí, que dejó atrás su trabajo en la gerencia de una empresa del sector hotelero para encabezar un proyecto sostenible con el medio ambiente alargando la vida útil de las prendas infantiles. Dicho y hecho.
Este negocio es un armario circular en toda regla con tres objetivos: facilitar la reintroducción de prendas infantiles usadas en la economía; permitir a las familias generar ingresos con su venta, e impactar de forma positiva en la reducción de emisiones de carbono. «El problema es que mucha gente cree que ser sostenible es caro y existe todavía ese estigma de la ropa de segunda mano. ‘¡Cómo voy a vestir a mi hijo con ropa que no sé quién ha llevado!', te dicen muchas madres de primeras. Todavía cuesta que entiendan la importancia de la moda circular».
En este sentido, Ester Seguí ofrece en su negocio packs de alquiler de ropa de bebé de 0 a 24 meses que incluyen ocho prendas que los padres eligen del catálogo; también puedes comprar ropa nueva y vender la que han usado sus hijos. «Es un ciclo, puedes comprar, alquilar o revender. Valoramos la ropa y el estado y te damos puntos que puedes canjear luego a la hora de comprar y, además, permites que ropa en buen estado tenga una segunda vida. Todos salimos ganando». ¿Funciona? Para esta emprendedora, el resultado es muy positivo, y el boca a boca entre los padres, el mayor éxito.
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