Roger Federer junto a su familia en un velomar. | Julián Aguirre

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Con el semblante relajado y despidiéndose en perfecto español con un «adiós, gracias» del chófer que le había dejado a él y a su familia en la puerta de un beach club de Illetes, llegaba Roger Federer. El extenista suizo considerado el mejor tenista de toda la historia en pistas de hierba y uno de los mejores de todos los tiempos, llegó a Mallorca el martes, en jet privado, y prevé pasar una larga semana de vacaciones.

Ganador de 20 torneos de Grand Slam, cifra que lo ubica en tercer lugar del palmarés, sólo superado por el serbio Novak Djokovic y el mallorquín Rafael Nadal, Roger Federer no llegó sólo con su familia, sino también acompañado de otra leyenda del tenis, Tommy Haas, y su esposa, la actriz estadounidense Sara Foster, junto a sus dos hijas. El extenista alemán, ganador de 15 títulos ATP individuales, y quien llegó al puesto número 2 del ranking ATP, es el tenista más longevo, con 22 años, en el tour profesional.

Ambas familias fueron ubicadas por el personal del beach club en las tumbonas situadas en primera línea, frente al mar. Tras ponerse crema protectora, todo el grupo decidió darse un refrescante baño, mientras las niñas de ambas parejas alquilaban un velomar. Mientras todos decidieron adentrarse al mar por las escalerillas, Tommy fue el único que se lanzó de cabeza al agua, siendo aplaudido por los presentes. Haas y Federer pasaron desapercibidos entre los bañistas, quienes en ningún momento se percataron de las dos leyendas del tenis que tenían a pocos metros.

No hubo competición, a ver quien nada más rápido, ni exhibición de quien nada de espaldas o bracea mejor, sino que se mantuvieron a flote charlando. Federer se hizo el ‘muerto' en un par de ocasiones hasta que vio a sus hijas en el velomar y decidió acercarse. Al llegar, se subió y colaboró en el pedaleo de la pequeña embarcación. Las dos familias se reunieron a manteles en el restaurante donde dieron buena cuenta de una variada y deliciosa propuesta gastronómica, compartiendo el postre y finalizando, algunos, con una taza de café. La jornada se alargó hasta la media tarde, cuando todos volvieron a repetir chapuzón. Sin duda, un primer día de vacaciones de los más relajante y refrescante. Ahora toca visitar la Isla.