Encuentro de bordadoras este sábado en el Coll d'en Rebassa. | Teresa Ayuga

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La 'randa de macetes' (encaje de bolillos en castellano) es una disciplina textil tradicional y artesana que consiste en entretejer hilos que se van desenrollando de unas bobinas (o bolillos) para elaborar un tejido, que se sujeta mediante alfileres clavados en una almohadilla llamada mundillo. Se cuenta que lo trajeron a España navegantes procedentes de Sicilia tras naufragar frente a las costas de Camariñas (Galicia), para después expandirse por toda la Península y llegar a las Islas. «Se trata de una técnica que, debido a su laboriosidad, se está perdiendo cada vez más», reconoce Margalida Bauçà, de la Asociación Balear de Encajes y Bordados, que este sábado ha reunido a 61 costureras de diferentes puntos de Mallorca para hacer una demostración de esta disciplina, junto a otras, como el punto mallorquín, en la plaza de l'Esglèsia del Coll d'en Rabassa, con motivo de las fiestas patronales de esta barriada palmesana.

«Actualmente, somos 120 socias, todas mujeres y de una media de edad por encima de los 70 años. Las más jóvenes están en torno a la cincuentena», explica Bauçà, quien indica que las integrantes de la asociación llevan a cabo habitualmente estas demostraciones en todo tipo de ferias y fiestas, siempre que las invitan. «Nos cuesta mucho atraer a gente joven, ya que hace falta tener tiempo para poder disfrutar de este arte. Solo para tejer un chal, puedes tardar 7 u 8 meses trabajando 8 horas al día», incide. Es por ello que los chals, bolsos, zapatos, abanicos, collares, pendientes, guantes y otras piezas expuestas por la asociación paralelamente a la exhibición no están a la venta. «No vale la pena, con el tiempo y materiales que dedicamos a su elaboración, tendríamos que venderlos a un precio prohibitivo», reconoce Bauçà.

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Cualquier persona interesada en aprender los rudimentos de esta disciplina solo tiene que ponerse en contacto con la asociación. «Tenemos monitoras en diversas localidades de Mallorca dispuestas a iniciar a los interesados», asegura Bauçà, quien destaca que «este arte goza de mucha mejor salud en otros lugares de España, como Galicia, donde hay escuelas que enseñan la técnica y no es raro ver a niñas de once años tejiendo. De hecho, en noviembre iremos a un encuentro de encaje de bolillos en Don Benito (Badajoz) en el que nos juntaremos 2.500 costureras», explica.

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«Es el primer año que acogemos esta demostración, junto a una exposición de trabajos hechos por estas bordadoras (llamadas bolilleras)», explica Joan Forteza, presidente de l'Associació Veïnal del Coll d'en Rabassa. «Con este evento, queremos poner en valor esta noble tradición, y es un honor tenerlo en el marco de nuestras fiestas», añade. «Han venido costureras procedentes de Manacor, de Campos, de Palma, del Centro Gallego, de la asociación de vecinos Anem y del Centro Cultural Joan Alcover», indica Bauçà, quien añade que la Asociación Balear de Encajes y Bordados también cuenta con socias y monitoras en Establiments, Sa Pobla y Sóller, entre otras localidades. Hacemos estas demostraciones para que la gente descubra el valor de esta técnica artesana que no debe perderse», explica por su parte Bauçà. «Es por ello que necesitamos que las nuevas generaciones tomen el testigo», remacha. La socia más joven es Cristina Pozo, que tiene 45 años. «Desde pequeña me ha fascinado el bordado y los bolillos», cuenta.