Kayak en Cala Tuent.

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Hay quien lo teme y quien lo ama. El mar engancha y genera en algunos su particular obsesión. Ya sea el buceo, el ahora tan famoso paddle surf, el surf, el snorkel o el kayak...los distintos deportes acuáticos se alzan desde el covid como evasión perfecta al calor y la rutina en pleno verano. Mallorca se dibuja como el escenario perfecto para ello y por el litoral prolifera una oferta cada vez más variada para explorar tanto la superficie como el fondo marino. Quienes lo prueban destacan la adrenalina y la conexión con la naturaleza: «Cuando te lanzas al mar, te olvidas de todo».

Seguro que el lector cuenta, como mínimo, con un conocido aficionado al paddle surf. Es el deporte de moda de los últimos veranos, en especial, desde el confinamiento y por el que los inexpertos comienzan su andadura en los deportes acuáticos. Tan solo hace falta lanzarse al mar con una tabla y un remo y tener un mínimo de equilibrio para tenerse en pie. Para quien se le antoje monótono, el windsurf y el kitesurf ofrecen un plus de adrenalina. En lugar de con el remo, el impulso lo da el viento, en el primer caso, con una vela enganchada a la tabla y en el segundo, con una cometa amarrada al arnés. «Con el windsurf y el kitesurf es imprescindible aprender en una escuela, no puede ir uno por su cuenta, porque es probable tener un accidente», advierte Pedro Álvarez, encargado de Mallorca Kiteboarding, en la Bahía de Pollença.

Buceo y snorkel

Expedición de buceo organizada por Tuent Adventure.

Una adrenalina distinta ofrece el buceo. Aquí no entra en juego el viento ni el equilibrio, sino la observación y el control de la respiración. «Es casi como hacer mindfulness», describe Albert Julià, uno de los socios de Tuent Adventures, en Cala Tuent. «Hay mucha gente que tiene curiosidad por probarlo, es un mundo totalmente diferente al nuestro», asegura Julià. Y la mayoría, repite: «Nos dan las gracias por la experiencia que se llevan y después los hay que continúan por este mundo, se sacan los cursos y hasta viajan a destinos en concreto para bucear. Se abre un mundo de posibilidades nuevo». El centro también organiza expediciones de snorkel para explorar el fondo marino desde la superficie. Abrieron precisamente en 2020 y desde entonces han notado un incremento constante. Hay interés por experimentar la vida bajo el mar.

Surf

Clase de surf en Bona Ona.

Cristina Rozalén, propietaria de la escuela Bona Ona, en Alcúdia, destaca del surf «la sensación de libertad y de contacto 100 % de la naturaleza». Desde 2011 enseñan a pequeños y mayores a disfrutar del placer de surcar las olas a bordo de una tabla. Rozalén anima a quitarse reparos y temores: solo hace falta, dice, aprender a subirse y colocarse sobre la tabla, el resto, asegura, es inercia y pasión.