En su novela de 1866, El jugador, el escritor ruso Fyodor Dostoyevsky describe sus propias experiencias en las mesas de juego de los casinos de Bad Homburg, Wiesbaden y Baden-Baden, donde finalmente se volvió adicto al juego. Porque la ruleta, el póquer y el blackjack ofrecen entretenimiento y prometen emociones fuertes, pero en el peor de los casos también pueden volverse adictivos. El casino móvil de Ingo y Kerstin Hemming promete el mismo valor de diversión y entretenimiento cuando se juega, se utiliza en celebraciones de empresa, cumpleaños, en hoteles exclusivos, bodas o en clubes de playa, pero sin los efectos secundarios negativos como la dependencia emocional o que alguien pueda acabar apostando sus pertenencias. «No jugamos por dinero, así que no es un casino real, sino más bien una rifa de lujo», explica Hemming, de 61 años. «El instinto de juego está anclado como un instinto humano básico. Estamos más sobre un estilo de vida de placer. Lo mismo que ir al cine o tener una comida elegante, también puedes jugar un juego en la mesa de la ruleta», continúa su esposa.
Crupiers a domicilio
Ingo y Kerstin Hemming ofrecen un ‘casino móvil’ para fiestas y reuniones en el que no se juega por dinero, sino por diversión
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Lo dicho, Mallorca se está convirtiendo en un Montecarlo Low Cost para la clase media norteña con más poder adquisitivo que la clase media residente por culpa de gente como estos dos...Y gana la Banca...