Borja Moreno es médico forense. Nacido en Elda, Alicante, ejerce su profesión en Palma. A simple vista, sobre todo por su forma de vestir, rompe todos los esquemas, en cuanto a estética, del médico forense tradicional, dado que lleva puesta una camiseta sin mangas, pantalón largo de coloridas y anchas rayas –la chaqueta, a juego, la lleva doblada en su antebrazo izquierdo–, sandalias de colores azul, blanco y amarillo, y las uñas de los pies pintadas de azul.
Es, además, youtuber gracias al programa, con vídeos de Medicina forense, que emite de forma periódica, con gran audiencia, dicho sea de paso. Al preguntarle si alguien le mira raro vistiendo como viste, y encima con las uñas pintadas, «mejor –según reconoce– de cómo se las pinta mi mujer», contesta que no, porque tampoco –subraya– hay motivos para que le tengan que ver raro. «Visto así, porque, casi a diario, tengo personas muertas delante de mí, sobre una mesa… Y cuando eso sucede, me digo que igual mañana yo estoy en el lugar en el que está él. Por tanto, vivamos la vida tal y como la entendamos. Por cierto –apostilla, señalándose las uñas de los pies–, yo me las pinto siguiendo la filosofía estoica».
Al forense Borja Moreno le conocimos la otra mañana. Estaba hablando con dos colegas, en la terraza de un bar sito en la parte de atrás del edificio de los Juzgados, a menos de un tiro de piedra de donde tiene su despacho. Al rato, nos quedamos solos y charlamos, no de su trabajo en general, ni de ese juicio en el que va a participar el mes que viene como forense del asunto que se enjuicia, sino del caso que está de moda en todo el país, y también en Tailandia: el presunto descuartizamiento del médico colombiano Edwin Arrieta Arteaga a manos del español Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho, que desde que se dio a conocer ha sido noticia a diario en periódicos, digitales, emisoras de radio, telediarios, programas de entretenimiento…
Y hablamos de ese caso porque el pasado domingo estuvo dando su impresión, como forense, en el programa Fiesta, de Tele 5, «donde me lo pasé muy bien, dado que fue una tertulia animada, aunque no muy científica. Pero… Sí, estuve a gusto con gente tan diversa», entre la que se encontraba Two Yupa, traductora e interprete de la policía tailandesa para dicho programa, el presentador, José Manuel Parada, asiduo al mismo, y otros opinadores». Naturalmente, durante la conversación que mantenemos, él no entrará en ningún momento en lo que opinaron los demás, sino que nos hablará del caso en sí como forense.
«En mi opinión, creo que todo va un poco acelerado, tal vez demasiado rápido, y más cuando Daniel, como cualquier otro presunto, tiene derecho a una investigación adecuada…Y en este caso, en mi opinión como forense, antes de llegar a una decisión final, falta encontrar el cuerpo, donde está el corazón y los pulmones, que son dos órganos que le pueden contar muchas cosas al forense, entre otras, desvelar si el corte de la camisa de Edwin fue por un navajazo… Aunque también, como la camisa en cuestión carece de lo que llamamos cadena de custodia, lo cual significa que la camisa está ahí, como prueba, pero nadie sabe cómo ha llegado, por tanto nadie puede decir con certeza si es la que llevaba la víctima, o si era otra igual, que alguien ha puesto ahí…».
Caso muy mediático
En cuanto a cómo se está llevando esta noticia, Borja lo tiene claro. «Llega envuelta de mucho rollo mediático. Es decir, y como sabemos, el presunto asesino es el hijo de un conocido actor, lo cual, como noticia, tiene su peso. Por otra parte, este verano, hasta que estalló el caso Rubiales, no había dado grandes noticias… ¡Ah! Y encima la víctima ha sido descuartizada».
Ya, una vez metido en faena, le comentamos que mucha gente ha opinado que una persona no lo tiene fácil a la hora de descuartizar a otra, por lo complicado y difícil que es hacerlo… «Es difícil si quien descuartiza no tiene un trastorno mental… Aunque Sancho, por ser chef, sabe como manejar un cuchillo para seccionar... Lo cual no significa que él lo haya hecho, por lo cual hay que verificarlo».
Quedan cabos sueltos
Le recordamos que también se dice por tierras tailandesas, referido a este caso, que el forense de allí, al observar el cuello de Arrieta Arteaga, dedujo que estaba vivo cuando le estaban degollando, a lo cual Borja asiente, añadiendo que «eso no significa que estuviera consciente… Y en cuanto a si se pudo defender o no –prosigue–, hay que verlo a través de sus manos y sus brazos, igual que saber si lo intoxicó, o drogó, antes de matarlo, cosa que se consigue a través de analizar el líquido que hay en los ojos. Y como digo, falta todavía encontrar una parte importante del médico colombiano: su cuerpo. Una vez que se tenga, y el forense ‘hable' con ella, con los datos que consiga podrá detectar si fue homicidio imprudente o asesinato. Si es lo primero, la condena sería pena de muerte… Aunque yo pienso que el rey de Tailandia la conmutaría por la cadena perpetua. Por una razón muy simple: una pena de muerte ejecutada, y más en un extranjero de familia mediática, podría perjudicar al turismo del que, en gran parte, vive ese país».
Otra de las cosas que no entiende la gente es por qué Daniel eligió Tailandia para, presuntamente, deshacerse de Edwin, cuando es sabido que es un país con las, posiblemente, peores cárceles del mundo y donde el asesinato se castiga con la pena capital. «Pues pudo ser –señala el forense Borja Moreno– porque desconocía todo eso… Como, seguramente, también desconocía que los vertederos de basura de Tailandia no son el mejor lugar donde esconder algo, pues mucha gente de dicho país se alimenta, y comercia, de lo que encuentra en ellos».
¿Está la suerte echada en el caso Daniel Sancho…? Nos da la impresión, por lo que nos cuenta el forense Moreno, que quedan todavía algunos cabos sueltos. Así que habrá que darle tiempo al tiempo.
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