Una enfermera prepara una dosis de vacuna contra el COVID-19.

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Investigadores del Instituto Francis Crick, la Universidad de Cambridge, el Imperial College de Londres, la Universidad de Liverpool, y la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA por sus siglas en inglés), junto a la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) han descubierto una relación entre un medicamento antiviral para las infecciones por COVID-19 llamado molnupiravir y un patrón de mutaciones en el virus SARS-CoV-2, según publican en la revista 'Nature'.

El molnupiravir actúa induciendo mutaciones en la información genética del virus, o genoma, durante su replicación. Muchas de estas mutaciones dañan o matan el virus, reduciendo la carga viral en el organismo. Fue uno de los primeros antivirales disponibles en el mercado durante la pandemia de COVID-19 y fue ampliamente adoptado por muchos países.

Los científicos utilizaron bases de datos mundiales de secuenciación para cartografiar las mutaciones del virus SARS-CoV-2 a lo largo del tiempo. Analizaron un árbol genealógico de 15 millones de secuencias de SARS-CoV-2 de modo que en cada punto de la historia evolutiva de cada virus pudieran ver qué mutaciones se habían producido.

Aunque los virus mutan constantemente, los investigadores identificaron en la base de datos de secuenciación global eventos mutacionales que parecían muy diferentes de los patrones típicos de mutaciones del COVID-19, y que estaban fuertemente asociados a individuos que habían tomado molnupiravir. Estas mutaciones aumentaron en 2022, coincidiendo con la introducción del molnupiravir. También era más probable que se observaran en grupos de mayor edad, lo que concuerda con el uso de los antivirales para tratar a personas de mayor riesgo, y en países en los que se sabe que hay un elevado uso de molnupiravir.

En Inglaterra, los investigadores analizaron los datos de tratamiento y descubrieron que al menos el 30% de los casos estaban relacionados con el uso de molnupiravir. Las causas de los eventos mutacionales pueden rastrearse observando su «firma mutacional»: una preferencia por que las mutaciones se produzcan en secuencias concretas del genoma. Los investigadores hallaron una estrecha correspondencia entre la firma observada en estos eventos mutacionales y la firma en los ensayos clínicos de molnupiravir.

También observaron pequeños grupos de mutaciones que sugieren la transmisión de una persona a otra, aunque actualmente no hay ninguna variante preocupante vinculada a esta firma. Resulta difícil comprender el impacto del tratamiento con molnupiravir en los riesgos de nuevas variantes, así como cualquier repercusión que pudieran tener en la salud pública y también es importante tener en cuenta que las infecciones crónicas por COVID-19, para las que se utiliza molnupiravir, pueden dar lugar por sí mismas a nuevas mutaciones.

Theo Sanderson, autor principal e investigador postdoctoral en el Instituto Francis Crick, apunta que «el COVID-19 sigue teniendo un efecto importante en la salud humana y algunas personas tienen dificultades para eliminar el virus, por lo que es importante que desarrollemos fármacos destinados a acortar la duración de la infección. Pero nuestras pruebas demuestran que un fármaco antivírico específico, el molnupiravir, también provoca nuevas mutaciones, aumentando la diversidad genética en la población vírica superviviente», añade.

«Nuestros hallazgos son útiles para la evaluación continua de los riesgos y beneficios del tratamiento con molnupiravir -prosigue-. La posibilidad de mutaciones persistentes inducidas por los antivirales debe tenerse en cuenta para el desarrollo de nuevos fármacos que actúen de forma similar». Sanderson destaca asimismo que su trabajo «demuestra que el tamaño sin precedentes de los conjuntos de datos de secuencias pospandémicas, construidos en colaboración por miles de investigadores y trabajadores sanitarios de todo el mundo, crea un enorme poder para revelar conocimientos sobre la evolución del virus que no serían posibles a partir del análisis de los datos de cualquier país individual».

Según Christopher Ruis, del Departamento de Medicina de la Universidad de Cambridge, «el molnupiravir es uno de los diversos fármacos que se están utilizando para combatir el COVID-19. Pertenece a una clase de medicamentos que se utilizan en la lucha contra el virus, una clase de fármacos que pueden hacer que el virus mute tanto que quede fatalmente debilitado. Pero lo que hemos descubierto es que, en algunos pacientes, este proceso no mata todos los virus y algunos virus mutados pueden propagarse -resalta-. Es importante tener esto en cuenta a la hora de evaluar los beneficios y riesgos generales del molnupiravir y otros fármacos similares».