A los seis años ya tenía claro que quería ser músico.

TW

Bernat Xamena Vidal cogió una trompeta por primera vez a los seis años. A los dieciséis, el talentoso mallorquín de Porreres fue aceptado en la Joven Orquesta Nacional de España, de la que formó parte durante cinco años. «La música siempre ha sido mi gran pasión. Nadie en nuestra familia era músico. Pero a los seis años le dije a mi madre: mamá, quiero estudiar música», explica Xamena, de 47 años. Bernat hizo todo lo posible por convertirse en músico profesional, y lo hizo con éxito. A los ocho años empezó a estudiar piano y trompeta, y acabó graduándose con las mejores calificaciones en trompeta en el Conservatorio de Música de Valencia.

A los 17 años fue aceptado en la Orquesta Sinfónica de Baleares, a los 19 superó la audición para la Joven Orquesta Iberoamericana CAB-UNESCO y fue seleccionado como estudiante especial en la Eastman School of Music de Rochester, Nueva York, donde pasó tres años. Poco después, cuando estaba en la cima de su carrera, las tornas se cambiaron para el joven músico profesional. «De repente, ya no podía mantener la nota en la trompeta. Pensé: ¿Qué pasa ahora?», recuerda. Por primera vez, Ximena sufría fallos en la motricidad fina.

«Aún recuerdo que de repente hacía movimientos incontrolados con la cabeza y que simplemente no era capaz de llevarme la trompeta a la boca», explica. Eran los inicios de un trastorno también conocido como distonía focal de la embocadura. «La motricidad fina ya no acompaña, los movimientos que se han practicado durante mucho tiempo de repente se vuelven incontrolados», indica Ximenat. Las causas de este trastorno eran entonces casi inexploradas: «En aquel momento había muy poca información sobre este trastorno. Dejé de tocar durante dos meses y luego volví a empezar». Bernat tardó siete años en poder volver a tocar como es debido.

«Siete años de duro trabajo y entrenamiento diario», recuerda. Pero, diez años después, volvieron los síntomas: «Nada de lo que me había ayudado antes surtió efecto. Realmente pensé que me estaba volviendo loco». Pero el músico no se rindió y luchó para recuperarse: además del apoyo de su familia y de sus amigos músicos, le ayudó sobre todo el ejercicio. «El deporte me salvó», asegura Bernat, que empezó a participar en triatlones. Con mucha constancia y disciplina, se clasificó para el Campeonato del Mundo Ironman de Hawái en 2018 y ha participado en varios eventos deportivos.

Además, ha apoyado a organizaciones solidarias de la Isla, como Mallorca Sense Fam y ELA Baleares. En los últimos años, el mallorquín también ha podido animar a muchos músicos profesionales que también están afectados por la distonía focal del apego: «Muchas personas se han puesto en contacto conmigo y me han dicho que padecen este trastorno desde hace años, pero que nunca se habían atrevido a confiar en nadie».

Bernat Xamena participa en competiciones de triatlón y apoya a diversas organizaciones humanitarias.

Ahora regresa a los escenarios como trompetista y asegura que se encuentra mejor. Además, ha impartido cursos en la Academia de Música y Teatro de Estonia en Tallin, en la Northwestern University de Chicago, en el Conservatorio de Lanzarote, Ontinyent y l'Olleria, así como en diversas salas de Mallorca. Actualmente es trompetista de la Banda Municipal de Música de Palma (Simfovents Palma) y ha grabado el disco Somni d'una trompeta en colaboración con otros ocho compositores españoles. «Sé que los ataques siempre pueden volver. Pero hasta entonces, disfruto con lo que hago y estoy orgulloso de no haberme rendido nunca», admite.