La vivienda del deportista se sitúa sobre un acantilado y se ve desde el puerto. | G.R.

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Rafa Nadal ha iluminado sus noches en su mansión de Porto Cristo. El tenista ha colocado unos focos de color azul que se pueden ver desde el puerto y que también se reflejan en el Mediterráneo, un elegante alumbrado que ha llamado la atención de los vecinos de la zona y los transeúntes.
El deportista y su mujer, Mery Perelló, se instalaron en esta vivienda con su hijo Rafa a finales del verano tras tres años de intensas obras. Tal era la felicidad del deportista por trasladarse a su nueva casa que incluso compartió en sus redes sociales una fotografía en la que enseñaba su piscina infinita y sus impresionantes vistas.

La finca del mallorquín está situada en un terreno de 7.000 metros cuadrados que compró hace una década por 4 millones de euros a los herederos de una de las dueñas de las Cuevas del Drach. Nadal decidió derribar las construcciones que se encontraban en la parcela, un chalet de piedra típico mallorquín y varias edificaciones menores, con el objetivo de crear una mansión a su gusto con un amplio jardín y una salida directa al mar.

El manacorí recurrió al arquitecto Tomeu Esteva para diseñar su nuevo hogar, desde donde puede contemplar su lujoso yate, el Great White, que está amarrado a escasos metro en el Port. Mientras ultima los detalles en la decoración de su mansión y disfruta de su hijo, que el 8 de octubre celebró su primer cumpleaños, el tenista ya ha retomado sus entrenos de cara a su posible regreso a las pistas en 2024.