Nacida en Senegal, Fatou sueña con ser modelo para grandes firmas. | N. FATOU

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La del pasado sábado fue una noche de emociones. La sala de conciertos Es Gremi acogió la final de Miss Grand Balears 2023, un certamen de belleza que pretende servir como trampolín para las jóvenes que desean dedicarse al mundo de la moda. Fueron dieciséis candidatas las que lucharon por la ansiada corona que, finalmente, acabó en la testa de Ndeye Fatou (Dakar, 2000), una joven senegalesa que llegó a Menorca hace seis años, donde hoy se dedica a la hostelería. La del sábado fue también una noche de justicia. En las redes sociales, Fatou ha recibido un aluvión de mensajes racistas, tanto por su candidatura como por su coronación como Miss Balears. Fatou no necesita palabras de confrontación; para callar esas voces basta con su éxito.

¿Qué sintió al ser coronada como Miss Grand Balears 2023?
Mucho orgullo. Me sentía muy orgullosa de mí misma. Además de pasar por muchas cosas, hubo un momento en el que pensé que no lo lograría. Al final sí, lo conseguí.

Lo primero que hizo fue abrazar a su madre, Maggi Sow; ambas estaban muy emocionadas…
Mi madre lo es todo para mí, mi vida. No existen palabras para explicarlo, pero lo es todo. Siempre ha estado conmigo, en lo bueno y en lo malo. Siempre me apoyó.

En su discurso afirmó que deseaba cambiar, o ampliar, los cánones de belleza, ¿qué le impulsó a presentarse a Miss Grand Balears?
He recibido muchos insultos y comentarios racistas. Decidí presentarme porque tengo el derecho a hacerlo. Quería demostrar lo que tenemos y lo que somos. No podemos permitir que la gente nos insulte siempre. Me cuesta un poco hablar de esto; me emociono y no me salen las palabras.

¿Cómo responde a esos comentarios racistas?
No les respondo, pero me parece muy triste. Estoy muy decepcionada. Fui con la ilusión de traer la corona y estaba muy contenta de poder alcanzar mi sueño. Porque siempre fue mi sueño. Y, de pronto, leer comentarios racistas en las redes sociales, publicaciones muy feas, me entristece, la verdad. De hecho, la organización tuvo que eliminar publicaciones de Facebook. Yo tuve que ir a denunciar a la policía: antes del certamen salí en el Diari de Menorca y, a raíz del artículo, empezaron a insultarme a través de mensajes privados de Instagram. La gente se escuda en el anonimato y la distancia que aportan las redes sociales, porque en el día a día no sucede.

Llegó a Maó hace seis años, ¿qué hizo que tuviese que marcharse de Senegal?
Llegué a Menorca en 2018, con mi madre. Mis padres han vivido aquí quince años, y reagruparon a parte de la familia. Yo me crié con mi abuela de los siete a los diecisiete años. Mis padres iban de vacaciones, pero solo pasaban dos meses. Ha sido difícil, porque todas las personas quieren crecer cerca de sus padres. Por eso cuando recibí la corona fui corriendo a los brazos de mi madre: siempre quise compartir mis logros con ella, y nunca había tenido la oportunidad de hacerlo.

¿Cómo es su vida en Menorca? ¿Se ha sentido bien recibida?
Aquí me siento muy bien. La gente es muy buena y amable. Cuando llegué a la isla no entendía ni un ‘hola'; ni una palabra. Me ayudaron mucho y, gracias a ellos, me defiendo en español.

¿Cuáles son sus aficiones?
Me gusta hacer deporte, ir a correr... También disfruto de pasar tiempo con mis hermanos; la familia es lo primero. Y me encanta ir a ver partidos de baloncesto, mi deporte favorito. Siempre que tengo tiempo libre, voy a animar al Hestia Menorca.

¿A qué profesión le gustaría dedicarse?
Quiero seguir en el mundo del modelaje. Desde pequeña, mi sueño ha sido trabajar con grandes firmas, como Louis Vuitton o Gucci. Así que vamos a por ello.

¿Tiene alguna referente?
Naomi Campbell. La sigo desde niña; por supuesto, me llamaban Naomi Campbell. (Ríe). Tiene mucha fuerza, por todo lo que ha vivido y los insultos que ha recibido por ser negra. Para mí es una gran referencia.

La próxima primavera se celebra el certamen nacional, ¿qué cree que tiene que mejorar?
Mis miedos. Últimamente tengo muchos miedos, porque sé lo que me espera. Debo afrontarlos porque, si no lo hago, no voy a llegar.

¿Cuáles son esos miedos?
Me refiero a que debo afrontar a la gente y sus insultos. Hacen que pierdas confianza en ti misma, y eso no quiero que suceda. Todo lo ocurrido me ha afectado mucho.

Además de ser modelo, ¿cuál es su gran sueño?
Mi gran sueño es tener mi propia fundación en Senegal, con la que ayudar a los niños que no tienen hogar o a todos aquellos que no tienen ni para comer. Me gustaría volver a mi país para abrir hospitales y ayudar a los desfavorecidos.

¿Recomendaría a otras jóvenes la experiencia de participar en un certamen de belleza?
Sí. Es una experiencia que ayuda a coger confianza. Es un paso importante para ser modelo, porque las agencias te pueden ver y conocer. Te abre puertas. Antes de la final, contactó conmigo la agencia de modelos madrileña Model Managment, y en enero iré a hacer unos castings.