En este divertido nacimiento teatralizado participaron más de 50 personas, la mayoría de la Escola de Ball de l’Assumpció. | Pere Bergas

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El hábito hace al monje, dice el refrán que este sábado quedó demostrado en la parroquia de l’Assumpció, en el barrio de Son Espanyolet, donde se celebró su tradicional belén viviente que, como el buen vino, con el paso del tiempo solo mejora. Inspirado en el texto de Llorenç Moyà L’Adoració dels Reis d’Orient, en este divertido nacimiento teatralizado, plagado de toques de humor, participaron más de medio centenar de personas, miembros de la Escola de Ball de l’Assumpció.

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«Hace más de dos décadas que organizamos el belén: fa festa i fa barri», explica Araceli Almagro, responsable de la Escola y organizadora del belén. Así, bajo la narración de Ángela Catalán, el patio parroquial se fue plagando de simpáticos –y no tan simpáticos–, personajes: rentadores, hortelanas, pescadores y xarxers, payeses, xafarderes en el portal de casa o castañeras, todos ataviados con ropas tradicionales, se encargaban de representar a la sociedad mallorquina, que se mezcló con la hebrea del siglo I, escenificando animadas escenas.

No faltó el rey Herodes, siempre en compañía de su séquito de centuriones. Los Reyes Magos de Oriente dejaron sus camellos y optaron por el medio de transporte de moda: el patinete. En este caso, se prescindió de su versión eléctrica. Y este año también estuvo presente San Francisco de Asís, con motivo del octavo centenario del belén de Greccio; el fraile no estuvo quieto un momento, escondiéndose en cada escenario del montaje. Acabada la función, el numeroso público rompió en aplausos y vítores y disfrutó de una reconfortante chocolatada.