Los lectores encontraron libros, cómics y revistas de todas las épocas.

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Tras el debido parón invernal, el barrio de Es Fortí de Palma ha vuelto a celebrar este sábado el Mercadet de la Plaça Barcelona, mercadillo de segunda mano organizado por la asociación de vecinos de la barriada; LowCost Cultura y el Café A Tres Bandas. «Es una forma de aportar un grano de arena a la reutilización de los productos; al reciclaje y a la economía circular, además de convertirse en un punto de encuentro entre los vecinos», declara Xisco Fernández, fundador de LowCost Cultura, y también coorganizador del Mercadet de Sineu y el Mercadet Friki de Blanquerna. El mercadillo se celebrará cada tercer sábado del mes hasta el próximo junio, cuando se detendrá con la llegada del calor, retomándose en septiembre.

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Aunque el día amaneciese encapotado, el rastrillo tuvo una buena acogida. Entre las 10.30 y las 14.30 horas, los cazatesoros se entretuvieron en sus más de medio centenar de paradas -montadas por vecinos del barrio, por organizaciones sociales, por gente que se saca un sobresueldo y por personas dedicadas únicamente a los mercadillos-, donde pudieron encontrar toda clase de objetos y útiles: decoración para el hogar de todas las épocas; discos de vinilo, revistas, cómics y libros para todos los gustos; ropa, mucha ropa de segunda mano, y también accesorios, entre muchas otras cosas. Todo es cuestión de buscar, «y hallaréis», como dijo San Mateo.

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Por su lado, los críos pudieron encontrar juguetes en perfecto estado. «Estos ya no los uso, y están bien cuidados. Todavía no sé que haré con el dinero», explica Lucas Albertí, con sus siete años, el vendedor más joven del mercado. «Yo sí lo sé. Necesita un clarinete nuevo y algo aportará», añadía su madre. Muchos vecinos aprovechan el rastro, que ayer estuvo animado por el DJ Bobmarius de Naua Colective y la colla de Dimonis des Cau, para deshacerse de esas cosas que se acumulan en casa. «Todo lo que tenemos en casa, no utilizamos y se encuentra en buen estado lo traemos al mercadillo, para toda la gente que quizás no puede comprarlo nuevo. Todo se reaprovecha», explicaba Montserrat Tost, acompañada por su hijo Josep.