Una mujer embarazada. | Redacción Local

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La vacuna de la tosferina prenatal, que se administra en el tercer trimestre del embarazo, ha reducido desde su introducción en 2015 hasta un 36 % las hospitalizaciones de los bebés menores de 3 meses, así como también la duración del ingreso, que bajó dos días hasta quedarse en los 4,5. Así se desprende de una investigación del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), llevado a cabo desde el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), que ha evaluado el impacto de esta vacuna entre 2005 y 2019, excluyendo así los años de la pandemia de covid-19, que afectó tanto a la circulación de la tosferina como a la atención hospitalaria.

El estudio, publicado en la revista «Vaccine», incluyó como grupo de control a niños de 3 a 11 meses, que en su gran mayoría ya han comenzado su serie de vacunación primaria contra la enfermedad, por lo que en ellos no se espera que la inmunización de sus madres tenga un efecto directo en ellos. Los resultados demuestran que, antes de la introducción de este fármaco en 2015, la tasa de hospitalización de los lactantes de 0 a 2 meses era cinco veces mayor que la de los menores de 3 a 11 meses, y permanecían ingresados además un promedio de 2 días más.

Sin embargo, tras el pico epidémico de tosferina de 2015, las tasas de hospitalización disminuyeron en ambos grupos de edad, pero mientras la de los más mayores se redujo anualmente un 26 %, la caída de los ingresos en el grupo de 0 a 2 meses alcanzó el 34 %. Además, la duración del ingreso disminuyó dos veces más rápido en los más pequeños, alcanzando al final del período de estudio una duración similar a la de los niños de 3 a 11 meses, que fue de 4,5 días.

La tosferina, que produce la bacteria Bordetella pertussis, es altamente contagiosa y puede ser peligrosa, especialmente para recién nacidos, en los que puede causar complicaciones severas como apnea o neumonía y, en casos más raros, convulsiones o encefalopatías.

Por ello, los autores del trabajo -los investigadores del CNE Andrea Parisi, Olivier Núñez, Noemí López-Perea y Josefa Masa-Calles- han subrayado la necesidad de continuar sensibilizando a profesionales de la salud y a la población para asegurar una cobertura vacunal alta entre las embarazadas y mejorar estos resultados. En 2019, la cobertura en este grupo llegó al 84 %; en 2022, el último año sobre el que hay datos, fue del 87,2 %.